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Luis del Rivero, fuera de Sacyr

Algunas claves para entender el conflicto Pemex-Repsol

Algunas claves para entender el conflicto Pemex-Repsol

viernes 21 de octubre de 2011, 09:56h
El acuerdo de la petrolera mexicana con la constructora Sacyr Vallehermoso para sindicar sus respectivas participaciones en Repsol se ha convertido en un tema polémico por las consecuencias que pudiera tener sobre esta última, pero sobre todo sigue siendo un asunto confuso para el lector poco habituado a este tipo de informaciones.
Los antecedentes

Pemex tiene acciones en Repsol desde 1989, por lo que la relación entre las dos petroleras viene de muy atrás. Es importante señalar que durante todos estos años y hasta el acuerdo con Sacyr anunciado a finales de agosto de este año, la mexicana había sido siempre un socio fiel y no había habido problemas en sus relaciones con Repsol.

Es diferente en el caso de Sacyr, cuyo presidente hasta hoy, Luis del Rivero, ya se enfrentó al presidente de Repsol, Antonio Brufau, en el año 2009. Del Rivero necesitaba entonces que la petrolera española aumentase el dividendo (la parte de los beneficios a repartir entre los accionistas), para así poder hacer frente al pago del crédito que había solicitado para comprar su participación en Repsol.

En este momento, pasados dos años, la necesidad de que ese dividendo aumente es aún mayor, pues el plazo para pagar aquel crédito, de una cantidad cercana a los 5.000 millones de euros, vence el próximo 21 de diciembre. Del Rivero ha sido hoy destituído como presidente de Sacyr Vallehermoso, tras siete años en el cargo.


Los intereses de Sacyr

El pasado 29 de agosto la empresa constructora Sacyr anuncia un acuerdo de sindicación de acciones con la petrolera mexicana Pemex por el cual, ambas compañías, unen su participación y su derecho a voto sobre las decisiones relevantes que se tomen en Repsol.

Tan sólo un día después, Pemex anuncia planes para incrementar en un 5 por ciento su participación en la petrolera española, que era de un 4,81 por ciento. De esta manera, la suma de la participación de Sacyr (20 por ciento) y la de Pemex (9,81 por ciento tras la compra del nuevo paquete) es de un 29,81 por ciento, justo unas décimas por debajo del 30 por ciento con el que, según la legislación española, estarían obligadas a presentar una Oferta Pública de Adquisición (OPA), con los inconvenientes que esto conlleva, principalmente el del encarecimiento de la operación.

De esta manera, Sacyr encuentra una fórmula económica para obtener un consejero más en el Consejo de Administración de Repsol y aumentar su influencia en la toma de decisiones. Según los analistas, una de las primeras medidas que tomaría la alianza Sacyr - Pemex, sería la de cambiar la política de dividendos, algo que le permitiría a la constructora afrontar su deuda con los bancos. A este respecto, Pemex ha amenazado en más de una ocasión con romper la sindicación con Sacyr, si ésta no logra reestructurar su deuda.


Los intereses de Pemex

Con el acuerdo con Sacyr, la petrolera mexicana busca llevar a cabo una operación que beneficia a todas luces sus intereses, ya que aumenta su poder de influencia en Repsol evitando llevar a cabo una OPA.

A través de su presidente, Juan José Suárez Coppel, Pemex ha defendido durante todas estas semanas posteriores al anuncio la legalidad de la operación y el beneficio de la misma para todas las partes, incluída Repsol.

Sin embargo, al ser Pemex una compañía mexicana y Repsol una compañía clave desde el punto de vista estratégico para España, las dudas en el sector político sobre la idoneidad de la operación han aparecido.


Las dimensiones políticas

A pesar de que Suárez Coppel ha asegurado por activa y por pasiva que Repsol seguirá siendo una compañía de bandera española, el temor se ha instalado en una parte de la clase política de este país.

No es el caso del Gobierno, que no sólo ha decidido no intervenir en el asunto, sino que a través del ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha dado su visto bueno a la operación, una actitud que ha sido criticada por algunos miembros del principal partido de la oposición, el Partido Popular (PP), al que todas las encuestas dan como favorito para ganar las elecciones generales del próximo 20 de noviembre.

Pemex, por si acaso, ya ha movido ficha y se ha reunido con el coordinador económico del PP, Cristóbal Montoro, para comentarle sus intenciones en el caso Repsol. De cualquier manera, y después de esta reunión, al PP sigue sin gustarle el momento elegido para realizar la operación, justo ahora que la legislatura está llegando a su fin.


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