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European Morning Singers, ¿último capítulo?

domingo 13 de noviembre de 2011, 12:13h
En estos días en que Berlusconi y Papandreas dejan sus cargos estoy leyendo una simpleza mayúscula: que los "tecnócratas" no son políticos.  Humbugs, que diría Ebenezer Scrooge, disparates, patrañas; paparruchas según la más fatua de las traducciones de Dickens.

               Los PIIGS (bueno, y muchos otros, a qué engañarnos) tenemos ese mal sistema en el que no votamos al ejecutivo separadamente sino al legislativo y de él nacerá todo el estado, gobierno incluido. Por más que se diga que a Mario Monti (ex Goldman Sachs) o a Lukas Papademos (muñidor de las eurotrolas griegas en complicidad con Goldman Sachs) los designan los mercados, la única verdad es que los nombran sus parlamentos con el mismo esquema por el que nombraron a los salientes.

               Un ejemplo. El domingo en España muy pocos españoles votarán realmente a Mariano Rajoy o a Pérez Rubalcaba; solo los de la circunscripción Madrid. En Valencia votarán unos adeptos a González Pons y los contrarios en Alicante a Leire Pajín, por poner a dos que no votaría yo ni en la más grande de mis melopeas y, sin embargo, ambas hinchadas "creerán" estar votando a Rajoy o a Rubalcaba respectivamente ya que luego los diputados electos votarán a Rajoy o a Rubalcaba delegadamente, aunque nada les obliga a ello como bien nos demostraron los venales que traicionaron a Rafael Martínez Simancas en Madrid años atrás. Lo mismo pasa en Grecia o en Italia.
               Si el presidente Rodríguez Zapatero hubiera puesto su cargo a disposición del parlamento, un nuevo presidente habría surgido, Pérez Rubalcaba lo más probable. No habría habido elecciones por tal causa y, por supuesto, no habría habido usurpación de la democracia.

               La pregunta que reboto a los que cominean al grito de que las bolsas nombran primeros ministros sería ¿Merecerían Papandreus o Berlusconi seguir en el machito tal como lo han hecho? ¿Habría sido antidemocrático que el presidente Zapatero hubiera dimitido y un nuevo candidato hubiera recabado la confianza del parlamento sin mediar elecciones? Porque fue eso exactamente lo que pasó con el presidente Calvo Sotelo tras la dimisión del presidente Suárez y es lo que han hecho griegos e italianos.
               Es una deficiencia de análisis oponer tecnocracia a política. Considerar a Mario Monti o a  Papademos tecnócratas-no-políticos es creerse el propio argumento: Mario Monti lleva en política desde 1989 y Lukas Papademos desde 1985. Para tener una comparación, David Cameron, Primer Ministro Británico, tenía en 1985 19 años y ni había pensado en dedicarse a la política.

               O sea, los "de que se trata que yo analizo" del periodismo, la diletancia y la política consideran que en cuanto hay un político que no es un cazurro resulta que es un tecnócrata y, por tanto, la circunstancia resulta una tara que debería inhabilitarle. Por supuesto, estos mismos son los que luego se quejan de las malas decisiones o de la falta de conocimiento y preparación de los que contingentemente estén en el solio presidencial.

               Un político es un ciudadano que aspira a gestionar los haberes públicos -o sea, la riqueza que generamos los ciudadanos en un territorio común- desde una determinada óptica ideológica. Lo que no entiendo, lo que se me escapa directamente es por qué una persona preparada -químico, economista, ingeniero o la disciplina que se tercie- es un tecnócrata frente a un  ágrafo, un abogado o un registrador en excedencia que a duras penas saben sumar y a quienes sí se considera políticos enrazados.
               Lo sensato es que elijamos para que maneje la riqueza generada por todos al que esté mejor preparado desde parámetros lógicos a ojos de los votantes. Otra cosa es si me gusta que sea liberal, socialdemócrata o seguidor del Atarva-veda.

Por tanto, que no hayamos votado en las urnas al "mejor preparado" pero que asume el gobierno parlamento de por medio, no le incapacita como político ni indica que le nombre ninguna "fuerza oculta". Simplemente habla (y muy mal) de nuestro sistema anacrónico: yo quiero votar al ejecutivo separadamente del legislativo.

A mí no me gustan Monti ni Papademos. El primero por ser de la casta Goldman Sachs -como Mario Draghi, el flamante presi del BCE- de la que no me fío y contra la que he escrito no poco, y el segundo porque miente más que habla y atesora en su historial el haber sido el gran embustero que metió a Grecia en este lío que nos arrastra a todos. 
Pero estos son mis gustos personales y no afectan, en absoluto, a la legitimidad de sus nombramientos; de hecho, creo que lo harán bastante mejor que sus predecesores, sus ineptos predecesores.
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