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Crítica de la película

'Asesinos de élite': ... si entendemos por élite a Chuck Norris

'Asesinos de élite': ... si entendemos por élite a Chuck Norris

martes 15 de noviembre de 2011, 12:00h
Indudablemente lo que más llama la atención a primera vista de 'Asesinos de élite' es su reparto, Jason Statham, Clive Owen y Robert De Niro. No se engañen por ello, la ópera prima de Gary McKendry es una película 100% Statham, Owen sólo aparece porque echaba de menos hacer de malo y De Niro vuelve a caer en un papel alimenticio. Lo cual no debería ser, a estas alturas,  ninguna sorpresa.
Dicho esto 'Asesinos de élite' es una macarra película de acción que intenta meter con calzador ciertas capas de profundidad en sus personajes. Este es un grave error, porque el único plano en el que puede triunfar una película así es en el de ofrecer toda la adrenalina y testosterona posible para dejar satisfecho al público al que va dirigida. Pero 'Asesinos de élite' se pierde en una farragosa serie de subtramas intercaladas entre los mamporros y tiros que reparte a diestro y siniestro Jason Statham.

Llamada 'Killer elite' en su versión original, la película no tiene nada que ver con la película de mismo nombre de Sam Peckinpah, claro que el director de 'Grupo salvaje' se tomaba mucho más en serio la violencia que también empapaba sus películas. Aquí por mucho que nos quieran hacer ver el conflicto interior de su protagonista, un mercenario hastiado de matar, lo único que interesa es la violencia como espectáculo. Basada en "hechos reales" (claro, claro) 'Asesinos de élite' es una de esas películas en las que el bueno y el malo, asesinos infalibles, se terminan pegando a puño descubierto en un alarde de profesionalidad. Además en esa pelea los golpes que en otro momento han servido para dejar K.O. a cualquiera, aquí sólo sirven para cabrear más al oponente.

Jason Statham se mueve como pez en el agua en este tipo de papeles, lo único que tiene que hacer es apretar fuerte las mandíbulas y poner cara de "si yo no quiero" mientras va eliminando una persona tras otra. Su personaje es un mercenario que intenta abandonar su profesión y llevar una vida normal con su pareja pero al que el pasado no le dejará. ¿Les suena? Clive Owen echaba de menos su papel de 'El caso Bourne' y cuando vea esto seguirá extrañándolo. Pero el peor parado vuelve a ser Robert De Niro, empeñado en demostrarnos que uno de los mejores actores del siglo XX puede ser también uno de los peores del siglo XXI. En su pequeña aparición, en el fondo no es más que un reclamo para atraer a las salas a otro tipo de espectador, como mentor del mercenario interpretado por Statham De Niro ya ni se esfuerza en disimular que, como decía Zappa, "sólo está en esto por el dinero".

Al final la película se hace larga, encadenando una serie de finales para todas las subtramas que hacen que el verdadero final sea anticlimático y que la película, pese a no llegar a las dos horas, se haga interminable. La verdad es que al amante de este tipo de películas le sobrarán varias cosas (la subtrama romántica, las largas conversaciones de Owen con los viejecitos del club secreto, vamos cualquier momento en que no estén saltando, disparando o volando cosas por los aires) y al que no lo es será mejor que se mantenga alejado más de 500 metros de cualquier sala donde se proyecte.



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