El Valle de los Caídos retrata a Zapatero
viernes 02 de diciembre de 2011, 07:59h
Como procedo de dos familias republicanas, una de
las cuales fue cruelmente perseguida por el franquismo, no tengo duda alguna de
lo que significa para mí el Valle de los Caídos: simplemente un monumento
fascista, en forma y fondo, cuya permanencia es un obstáculo para cualquier
tipo de reconciliación. Así lo pensé al comienzo de la transición democrática y
no he cambiado de opinión.
Una vez aclarado el punto, creo que ha llegado el
momento de emitir opinión sobre la colocación de este asunto como un punto de
la agenda política de esta coyuntura. Para comenzar, diré que siempre he
considerado que el uso que ha hecho Zapatero de la cuestión de la Memoria
Histórica ha sido de un oportunismo exagerado. Un segmento más de la estrategia
de Zapatero en su primera legislatura de ir contentando minorías y sectores,
para poder sumar apoyo político, independientemente de si eso tenía o no
consecuencias infaustas. Y por supuesto a una distancia sideral de lo que
regularmente se entiende por sentido de Estado.
Pero lo que realmente casi nadie esperaba es que a
estas alturas del partido, cuando su Gobierno agoniza y él es poco más que un
cadáver político, reviviera esta cuestión recibiendo el informe de la comisión
de expertos que ha estudiado la situación del Valle de los Caídos. Nada de lo
que rodea a este asunto tiene carácter vinculante sobre lo que habría que
hacer. Pero entonces ¿por qué narices lo hace?
¿Por el gusto de dejar al gobierno entrante una papa
caliente? ¿Para mejorar su autoimagen? ¿Por un sentido personal del deber
cumplido?
La cuestión es que ninguna de estas razones ayuda al
proceso de entendimiento que debe rodear la transmisión de poderes y mucho
menos a salir de la crisis económica galopante en que nos encontramos. Crea,
como diría Sabina, ruido, mucho ruido. Parece que Zapatero no se cansa de
mostrar evidencias -hasta en el último momento- de que nunca fue un hombre de
Estado. Y el asunto del Valle de los Caídos es bastante innecesario e
inoportuno, que retrata perfectamente lo que varios comentaristas han descrito
como el marxismo-narcisismo del personaje.