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Rajoy valora esta posibilidad con los bancos

Banco malo, ¿mala idea?

Banco malo, ¿mala idea?

miércoles 07 de diciembre de 2011, 11:58h
Resurge con fuerza la idea de crear un banco malo, que consistiría en agrupar bajo un mismo paraguas los activos inmobiliarios considerados de riesgo para los bancos, que hoy mantienen en balance 176.000 millones en activos tóxicos, segín los datos oficiales del Banco de España. La idea, que puso en práctica Alemania en los primeros momentos de la crisis, ha vuelto a circular en los corrillos financieros españoles y parece ser que ocupó parte de las conversaciones entre el futuro presidente de España, Mariano Rajoy, y los principales banqueros del país. A priori, parece una buena solución para la banca, que sacaría de su balance activos que penalizan su solvencia, y además no se vería obligado a provisionar cada vez más dinero para prever impagos probables. Pero, ¿lo es para los ciudadanos?
Dos son las cuestiones que, como ciudadanos, nos deben preocupar. Una, el precio al que el Estado compre los activos de los bancos y otra, qué fondos y organismo respaldarían las hipotéticas pérdidas.

En el primer caso, hay varias posibilidades. Una, que el Estado adquiera los adjudicados de la banca a precios de mercado, es decir, a los precios a los que efectivamente podrían cerrarse las transacciones sin intervención pública. A las finanzas públicas, de esta manera, les saldría más barata la creación del banco malo. Además, a los bancos les ayudaría a reconocer sus pérdidas latentes, lo que eliminaría una de las principales incertidumbres que el mercado tiene con respecto a las entidades españolas: el valor de lo que tienen en sus balances y hasta qué punto tienen cubiertas sus minusvalías con provisiones.  De esta manera, el sistema financiero español recuperaría el crédito de los inversores internacionales, fundamental para salvar un importante escollo: según algunos cálculos, la banca española aún tiene que realizar saneamientos por valor de 60.000 millones de euros ligados al ladrillo. Y se cierran las posibilidades para apelar a la financiación exterior.

Otros analistas creen que no es necesario crear un banco malo porque, de hecho, ya existe un instrumento que podría actuar como tal, como en otras crisis bancarias que ha sufrido España: el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Éste debería comprar los activos de la banca a valor en libros, es decir, sin que los bancos tuvieran que apuntarse pérdidas. Para que la operación no fuera excesivamente  costosa para el Estado, las entidades financieras deberían realizar mayores aportaciones al FGD, hasta situarse en el máximo legal. De esta manera, por cada euro que aportara la banca, el Estado aportaría otro. Se repartirían los costes, pero no nos llevemos a engaño, el Estado tendrá que asumir dichos costes; tendría que ir vendiéndolos poco a poco, por lo que iría acumulando minusvalías, al hacer ventas con pérdidas, dado que se ha adjudicado los inmuebles al valor al que los bancos los tenían apuntados en el balance.
Quien se encargaría de las pérdidas

El banco malo, que puede constituirse como un fondo o una sociedad, podría recibir aportaciones de las propias entidades. Si no cuenta con inversión privada, sería el Estado el que asumiría el precio total de la adquisición emitiendo deuda pública en nombre del propio banco malo y con la garantía del Estado. Esto requeriría la autorización de Bruselas, por tratarse de una ayuda pública. Y la Comisión ya ha dicho que en ese caso los activos deben valorarse a precios de mercado para que el Estado pueda recuperar la inversión.

El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, contrario a esta idea al principio de la crisis, ha pedido ahora que no se descarte ninguna herramienta a la hora de profundizar en el saneamiento bancario. El Partido Popular ya manifestó su intención de aflorar esas pérdidas. "Facilitaremos la gestión activa del patrimonio dañado de las entidades financieras que lo precisen", decía su programa electoral.

Irlanda creó la Agencia Nacional de Gestión de Activos (NAMA), que en febrero de 2010 empezó a comprar activos de cinco entidades por 71.000 millones. La deuda pública del país se disparó por encima del 75% del PIB y en noviembre de ese año Dublín tuvo que aceptar el rescate de la UE y el FMI. "Fue muy condicionante", recordó el viernes la vicepresidenta, Elena Salgado. Finlandia, Noruega y Suecia afrontaron su crisis bancaria de los años 90 con esta fórmula y les salió bien. Los países escandinavos crearon un banco malo por entidad, y no uno común como Irlanda.

Es la estrategia de Alemania, que en 2009 dio luz verde a la constitución de bancos malos por parte de sus entidades. WestLB y Hypo Real Estate crearon los suyos con más de 200.000 millones en activos tóxicos. Commerzbank estudia hacerlo ahora. En España, y de forma voluntaria, lo han hecho varias entidades.
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