Fabricar crisis económicas tiene premio

Luis de Guindos, anterior responsable para Epaña y Portugal de Lehman Brothers, es a partir de ahora, quien nos sacará de la crisis, al frente de la cartera de Economía y Competitividad.

Un directivo que no ha sido capaz de evitar la quiebra de la empresa en que trabajaba, recibe ahora como premio la posibilidad de redimir sus pecados tratando de evitar la quiebra del país que habita.  Después de todo, como ya dijo Rodrigo Rato "nadie podía prever la crisis". Tal vez por eso,  el señor Rato abandonó la dirección del FMI en Febrero de 2008, cuando en Agosto se desató la crisis de las subprime,  y el 15 de Septiembre quebró Lehman Brothers, donde (perdonen la insistencia) el señor Luis de Guindos era director para España y Portugal. 

El señor Rato recibió como premio a su imprevisión la dirección de Caja Madrid, que obtuvo dinero público (de ese que no hay para pagar la sanidad pública o la educación) a través del FROB para fundar Banquia, al tiempo que el señor Rato se ponía un sueldo que supera el millón de euros anual.

Ahora, el señor de Guindos, recibe como premio a su brillante gestión en Lehman Brothers la cartera de Economía y Competitividad.

Y es que quebrar empresas o países tiene premio. Permítanme que les recuerde que el señor Draghi, nuevo director del BCE, al igual que Mario Monti o Papademos, (actuales presidentes de Italia y Grecia respectivamente) ocupaban puestos de máxima responsabilidad en Goldman Sachs, la misma empresa que falseó las cuentas de Grecia contribuyendo de manera decisiva con ello, a la crisis que tenemos.

Ningún italiano o griego ha podido elegir en las urnas a sus actuales presidentes del gobierno, de igual manera que ningún español hemos podido elegir a nuestro actual ministro de economía.  Y es curioso, que quienes se llenan la boca con las palabras "libertad" y "democracia" cuando hablan del actual sistema, defiendan también acérrimamente esta manera de hacer las cosas.

En los próximos días veremos cómo se resuelve el caso "Botella/Gallardón" y tal vez podamos felicitarnos nuevamente por las excelencias de nuestra democracia, que permite a la segunda de abordo del ayuntamiento de Madrid pasar a ser la alcaldesa, sin necesidad de preguntarle a nadie qué opina al respecto, aun cuando ese "nadie" le esté pagando el sueldo.