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Tótem y tabú

Tótem y tabú

sábado 07 de enero de 2012, 21:19h

No estoy muy seguro de que Elena Valenciano haya querido usar como referencia el título del famoso ensayo de Freud en el sentido preciso que lo hizo el creador del psicoanálisis: baste recordar que el subtitulo de Tótem y Tabú era "Algunas concordancias en la vida anímica de los salvajes y de los neuróticos". Pero uno nunca sabe si acaso está en presencia de un acto fallido. Así que aceptemos el uso general que hace en su artículo "Ni tótem ni tabú" (El País, 6/01/12), donde, al referirse a Zapatero, habla del "líder como tótem infalible" y al exlíder "como tabú innombrable". Y para mayor aclaración, agrega: "Zapatero no ha sido el cesar providencial que algunos aclamaban, pero desde luego no ha sido el culpable universal que hoy se pinta".

Me parece posible hacer algunos alcances a partir de la utilización general que realiza de esas categorías. Pero antes conviene aclarar algunas cosas previas. En primer lugar, el hecho de que Zapatero "haya sido visto como el cesar providencial" no es obra de la casualidad, guarda relación con, al menos, dos asuntos: el primero, que efectivamente haya habido gente en su entorno que así lo aclamaban (incluyendo a la propia Valenciano) y en segundo lugar porque el personaje jugó decisivamente a esa imagen, todo lo cual dio lugar a un liderazgo propiamente cesarista, cuya primera característica refiere a la liquidación del debate colectivo.

Es decir, sí hubo una apuesta en la experiencia zapaterista por la creación de un "líder como tótem infalible". Otra cosa es que esa apuesta haya concluido con un estrepitoso fracaso. Pero esa tentativa formaba parte de su proyecto político y también hay que evaluarlo por eso. En suma, efectivamente hubo totemismo volitivo y ponerse ahora a mirar para el ciprés, tratando de eludir responsabilidades, no es de recibo. En esa misma dirección, también es evidente que ahora zapateristas y exzapateristas están ejercitando la práctica del tabú. Desde luego, en varios sentidos. Por un lado, es cierto que para muchos Zapatero se ha convertido en el exlíder innombrable. Pero hoy el uso del tabú es bastante más amplio. Lo que ahora es verdaderamente tabú es evaluar el proyecto político encabezado por Zapatero en su conjunto. Y eso es especialmente importante para que los socialistas españoles puedan recuperar el ideario socialdemócrata.

Claro, realizar esa reflexión a fondo no parece muy factible si se hace un Congreso a la carrera y el debate se limita a la contrastación de características político/personales entre Rubalcaba y Chacón. Ese será un tremendo paso en falso del PSOE. Para que haya un debate de ideas digno de tal nombre, sin tótems ni tabúes, es necesario tomarse un tiempo mínimo y tener la voluntad de hacerlo. Una consideración que ha crecido entre las filas del PSOE como una oleada, a partir de la solicitud hecha al Comité Federal por una treintena de responsables socialistas. Veremos si los que se quejan públicamente de los recortes económicos consiguen o no llevar adelante su intento de recortar el debate y las ideas. Y sería difícil saber cual recorte es más pernicioso.

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