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PSOE: ¿una leal oposición?

PSOE: ¿una leal oposición?

lunes 16 de enero de 2012, 08:11h
En la columna anterior mencioné que, en las primeras pruebas de gestión, el nuevo Gobierno había sacado notas mediocres, llegando incluso a suspender en comunicación. Pues bien, no puede decirse que la oposición haya tenido por su parte un desempeño mucho mejor.

Esta cuestión resulta especialmente relevante para el PSOE, no sólo porque sea el principal partido de la oposición, sino también porque tras las pasadas elecciones los representantes del socialismo aseguraron que iban a realizar una leal oposición, al contrario de lo que había hecho el PP en la pasada legislatura.
En general, la idea de realizar esa leal oposición se planteaba en la perspectiva de la necesidad de unir esfuerzos por salir de la grave crisis económica, dado que "los españoles tienen la experiencia de que superan más fácilmente las crisis cuando se ponen a remar en una misma dirección". Ese discurso constructivo reconfortó a muchos que creímos que estábamos en el buen camino para recuperar el sentido de Estado, perdido en la política española desde hace demasiado tiempo.

Pero las malas costumbres son difíciles de superar. No hace un mes que ha entrado en ejercicio el nuevo Gobierno y todo parece indicar que se regresa al tono de acritud gratuita y a la greña de patio que ha caracterizado a la arena política carpetovetónica.

El ejemplo más evidente ha consistido en el bendito video del PSOE tratando de demostrar que el PP y su Gobierno viven de la mentira. La idea es que el PP y Rajoy a su cabeza habían repetido en la campaña electoral que no iban a subir los impuestos y ahora han decretado esa subida. Algo que es evidentemente cierto: afortunadamente, los populares se han dado cuenta que para alcanzar el equilibrio fiscal no sólo hay que reducir los gastos sino que hay que aumentar los ingresos. Poco importa si ahora son o no más conscientes que antes.

La cuestión reside en saber si el hecho de que el PP se contradiga en este punto debe ser o no el eje principal de la política declaratoria del PSOE en este momento. Hubiera estado bien que el PSOE, entre otras muchas cosas, le hubiera recordado al PP esa incoherencia, pero una cosa es eso y otra muy diferente es hacer de ello la clave del arco de su discurso político actual. La emisión del video que ha hecho Ferraz sólo demuestra que el PSOE no logra adquirir altura de miras.

Un flaco favor que le hace a la cultura política del país. Porque, claro, la respuesta del PP no se ha hecho esperar, mostrando en un video a los dirigentes económicos del anterior Gobierno afirmando rotundamente que los compromisos sobre el nivel de déficit se iban a cumplir a rajatabla; cosa que tampoco ha sido así (aunque el PP lo supiera con anterioridad).

Es decir, regreso a la riña miserable de patio de vecinos. Cuando la pregunta fundamental  sigue siendo: ¿qué es lo importante para el país? Porque a mí me parece mucho más importante que el PP acepte finalmente que hay que aumentar los ingresos públicos, que la posibilidad de que se hubiera mantenido fiel a su tesis neoliberal (emitida en la campaña) de rebajar los impuestos. Incluso el PSOE tuvo la oportunidad de argumentar: "¿Ven como al final teníamos razón?" Pero no, el objetivo mayor es vituperar al contrario, colocarlo siempre en culpa (como diría un psicoanalista). 

El problema es que esa dinámica conduce al PSOE a enredarse en sus propios mecates. Mantenerse en la confrontación declaratoria desarrolla una dinámica que luego hace muy difícil llegar a acuerdos políticos sustantivos con el Gobierno. En otras palabras, coloca al PSOE opositor ante dos opciones poco edificantes: o bien va olvidándose de aquello de realizar una leal oposición, para hacer en la práctica una oposición cicatera, navajera, insolidaria, con poco sentido de Estado; o por el contrario, cuando tenga que realizar un pacto con el Gobierno para una política de Estado, aparecerá como un giro repentino que profundizará su actual crisis de credibilidad entre sus propios votantes. Nadie le compra ya más volantazos al PSOE. Así que está en obligación de mantener un discurso sereno, como por cierto lo están haciendo UGT y Comisiones Obreras, demostrando que es posible combinar capacidad de crítica y sentido de país.

Pero si los sindicatos son capaces de un discurso equilibrado ¿Cuál es la razón de que el PSOE no sea capaz de hacerlo? Pueden atisbarse algunas. En primer lugar, que la crisis interna le está obligando a competir sobre quién es el candidato más duro con el Gobierno; lo que en el fondo significa subordinar el discurso que necesita una leal oposición frente al país, a los avatares de la política partidaria. En segundo lugar, estaría siendo un indicador de que ninguno de los contendientes actuales tiene realmente sentido de Estado. En tercer lugar, estaría mostrando la proyección de uno de los rasgos del discurso histriónico del zapaterismo: el video lleva la marca indeleble del estilo del equipo dilecto de Zapatero.

Mucha gente nos preguntamos si el PSOE superará este vuelo de gallina que hace tiempo le caracteriza. Porque si no lo hace pronto ya sabemos el tipo de oposición política que nos espera: la que oscila entre el silencio cómplice y el alboroto impresentable.
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