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Crítica de la película

'Bunraku': Una mezcla de géneros indigesta

'Bunraku': Una mezcla de géneros indigesta

martes 17 de enero de 2012, 12:39h
'Bunraku' es como un guiso en el que se mezcla spaguetti western con películas de samuráis y estética cómic, el resultado es tan aparatoso e indegesto como mezclar coca cola con Baileys. Si una producción tan comercial como esta tarda tanto en llegar a nuestras pantallas, la película es de 2010, es que algo huele a podrido en Dinamarca.
La película trata de ser ingeniosa visualmente, cruzando la estética de un cómic recortable con la de un videojuego. Lo malo es que lo consigue, 'Bunraku' es como un videojuego en el que los protagonistas van pasando pantallas en grado creciente de dificultad, hasta alcanzar la última donde les espera el gran villano. Entre medias, como en un videojuego, nos ofrece una serie de gráficos animados de adorno para que los dedos descansen de tanto darle a los botones de patada y puñetazo... Aunque a alguien se le olvidó que, en realidad, el espectador no tiene ningún mando. Para rellenar los espacios en los que no se pegan supuestamente hay un "guión". Claro que cualquier videojuego de la actualidad tiene una historia más trabajada que esta. La constante 'voz en off' es una tortura, es más, la gente jugando al Street Fighter suelta frases más ingeniosas que las que tienen que decir los actores.

Precisamente éstos tampoco se salvan. Los protagonistas, Josh Hartnett y el japonés Gackt, quieren parecerse a Clint Eastwood y Toshiro Mifune respectivamente, pero su trabajo recuerda más al de Bud Spencer y Takeshi Kitano (claro que no en sus películas sino en el mítico 'Humor Amarillo'). Los secundarios, increíblemente, superan el despropósito de estos. Woody Harrelson parece una máquina de escupir tópicos y clichés, pero peor es lo de Demi Moore. Al aceptar un ¿papel? como éste, la actriz demuestra el mítico olfato que la llevó a elegir en el cénit de su carrera cosas como 'Una proposición indecente', 'Acoso' o 'Striptease'. Jordi Mollá aparece disfrazado de talibán en los primeros minutos y hasta aquí podemos leer.

En definitiva, un despropósito que trata de imitar el modelo de 'Sin city' y se queda en saldo de época de rebajas. Su director y guionista, Guy Moshe, ha afirmado que realizar esta película ha sido "un sueño que tenía desde hace hace mucho tiempo". Una pena que su sueño se haya transformado en pesadilla.

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