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Inasequible al desaliento, Mourinho no aprende

Inasequible al desaliento, Mourinho no aprende

jueves 26 de enero de 2012, 09:47h
Hay algunos que cuando se equivocan o cuando se traicionan, aciertan. No le vale la mítica frase marxista -versión Groucho, no asustarse- de que "estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros". Dentro de este porcentaje minoritario de profesionales -de la actividad que sea- existe un pequeño grupo de incapaces de admitirlo pese a las pruebas. Sí, estimado lector, sí: pongamos que se habla/escribe de Mourinho. La realidad de los Madrid-Barça o Barça-Madrid ha golpeado brutalmente al portugués, demostrándole que cuando se olvida de sus principios de fútbol físico, ultradefensivo, miedoso y  guerrillero, 'su' Real Madrid no sólo juega mejor, sino que supera al 'Superbarça'. La serie copera así lo ha demostrado: cuando, por presiones de los seguidores blancos -tras la pitada que le dedicaron el domingo en el Bernabéu- e incluso de los dos líderes españoles del vestuario, Casillas y Ramos -enfrentados al grupo que habla portugués de Ronaldo, Carvalho, Pepe y Marcelo- el míster se traiciona y sale al ataque, el Madrid aprisiona al mejor equipo del mundo, le da una lección de fútbol y le hace sufrir como nunca.

Pero, el dictador Mou, inasequible al desaliento, como se decía en los tiempos de otro dictador muchísimo más peligroso -y letal- Francisco Franco, se niega a reconocerlo y contesta secamente con un 'no' al serle formulada tal cuestión en la rueda de prensa tras el magnífico partidazo. Y mientras los seguidores azulgrana, que tuvieron el corazón oprimido y una aguja en el esófago a partir del gol del empate de Benzema, se relajan ya metidos en semifinales, los madridistas maldicen a su entrenador por haber regalado la  eliminatoria con su bochornoso e indigno planteamiento 'moruinhista' en el Bernabéu, donde llueve sobre mojado a tal efecto.

Y mientras, su principal y ya único apoyo en el club -al margen del citado lobby de Ronaldo y compañía- Florentino Pérez,  silba y mira al cielo o mira para otro lugar cada vez más señalado por el dedo acusador de los hinchas blancos que sufren la caída de la imagen de caballerosidad y deportividad del Madrid -cada día más odiado por los no madridistas a la par que el Barça, con su ejemplar y educado Guardiola y su fútbol vistoso, alegre y atacante, cada día gana más adeptos por todo el planeta. Claro que Mou se ha convertido en el escudo protector del presidente, entregado al técnico como jamás lo hizo ninguno de sus antecesores. ¡Ay si Santiago Bernabéu levantara la cabeza y fuera capaz de aguantar la primera impresión, ay!

Y una última reflexión, al margen de lo citado, hubo otra conclusión que sacar del partidazo en la que coinciden madridistas, barcelonistas, neutrales y cualquier persona que le guste el fútbol. Y se reduce a una manida frase: "¡Qué malos son los árbitros!". Tan malos tan malos que la montan siempre o casi siempre: este miércolesTeixeira con cuatro o cinco errores de bulto en perjuicio de ambos equipos -algo más de los blancos- no fue diferente a Ayza Gámez y Mateu Lahoz, que la montaron descaradamete contra el débil -como siempre- el Mirandés, ante el poderoso Espanyol, a pesar de lo cual no lograron que éste, el fuerte, pasara la eliminatoria. Sin olvidar al polémico y pésimo Iturralde -por cierto con un carácter chulesco muy similar al de Mourinho- y a otros, sin olvidarlos. Pero da igual, estos multimillonarios cuyos ingresos superan a los del presidente del Gobierno y que no responden ante nadie -excepto a la Federación de Villar, ante la cual se bajan los pantalones para mantenerse en la élite al margen de sus actuaciones -tan bochornosas casi siempre- en los estadios, no sólo son malos, muy malos. Es peor. Son los únicos que cuando se equivocan... se equivocan.  
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