Los previsibles

Es previsible aquello que, dados los antecedentes, es fácil que ocurra. Rajoy, al asumir la presidencia del gobierno que le otorgó una mayoría absoluta de ciudadanos, afirmó ser un gobernante previsible. Parece que entiende que ser previsible es un valor positivo. Pero ser previsible no es un valor cualitativo. Tan previsible puede ser lo bueno como lo malo. Quizás Rajoy lo ve positivo por comparación, al considerar imprevisible a su antecesor Zapatero. Pero Rajoy no está resultando tan previsible como se suponía.

Comenzó con una subida de impuestos que no entraban en sus planes. No nombró un vicepresidente económico para unificar la conducción de la crisis sino una pareja -Montoro, Guindos- no demasiado sincronizada. Asumió la presidencia de la comisión delegada de asuntos económicos sin que se le suponga una especialización en la materia, la que quizás pueda ser suplida con ventaja por su sentido común, pero no parece fácil su dedicación a fondo a esta temática con la complicada agenda de asuntos nacionales e internacionales que se le acumulan. Sus perspectivas económicas aparecen dependientes de las variables de un déficit público mayor de lo esperado y de programas europeos.

Los que, sin embargo, aparecen como absolutamente previsibles son los aspirantes a la dirección del PSOE tras la catástrofe: Rubalcaba y Chacón. No se les ocurre otra cosa que lamentar que ha llegado la derecha, como si se tratase de una plaga bíblica. Es como si la derecha hubiese surgido de la nada y se instalase por arte de magia para hacer volver a los españoles dos siglos atrás. Vamos, al constitucionalismo de Cádiz. No quieren darse cuenta que dicha derecha está donde está porque la mayoría de los españoles de hoy lo han querido así, de la misma manera que dicha mayoría absoluta ha querido que ellos estén donde están, derrotados, desplazados y empecinados en sus errores. Rubalcaba parece nieto adoptivo del abuelito de Zapatero. Y la señora Chacón se acerca mas al pasado remoto y se fue a la taberna de Cuatro Caminos de Pablo Iglesias.

Probablemente está mas en lo cierto Rajoy al aceptar con realismo no ser tan previsible como decía si las circunstancias lo exigen por lo peliagudo de la situación. Es mejor ser un poco imprevisible que ser como estos socialistas tan previsibles que se sabe lo que van a opinar de cada paso que dé el gobierno del PP: Que todo está mal y lo de ayer era mejor. Opine lo que opine el electorado. La izquierda no se mueve de donde estaba. Es lo único verdaderamente previsible en estos tiempos de mudanza.