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La incauta credulidad de don Mariano

La incauta credulidad de don Mariano

viernes 24 de febrero de 2012, 07:56h
El Presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy, ha declarado públicamente que está seguro de la madurez y el sentido común del pueblo español en orden a entender que las duras medidas que está tomando, especialmente en el campo económico y laboral, son completamente necesarias y favorecerán al bien común a mediano plazo; no creyendo, por tanto, que tales medidas puedan contribuir a aumentar la tensión social. 

¿De verdad se cree don Mariano sus palabras? ¿Realmente confía en la madurez de la inmensa mayoría (siempre habrá una minoría atravesada) en estas horas aciagas? ¿Se cree en serio eso de que las medidas duras que habría que adoptar no provocarán mucha tensión social?

Una respuesta positiva a estas preguntas me provocaría una enorme inquietud. Porque significaría que don Mariano sabe muy poco de flujos sociopolíticos no formalizados. En realidad, reflejaría de nuevo su tendencia a confiar demasiado en la gestión orgánica y de pequeño comité, frente al liderazgo masivo y mediático. No, don Mariano, la teoría del rational choice hace tiempo que se demostró insuficiente para entender los signos efectivos de la calle. No se equivoque: existe demasiado malestar acumulado en la sociedad española como para esperar que la ciudadanía pueda procesar y aceptar las medidas socialmente duras con absoluta serenidad y sin dejarse arrastrar por emociones individuales y colectivas, más allá de lo necesarias que tales medidas pudieran ser.

Más aun, si usted sigue empeñado en no tomar en cuenta estos aspectos más emocionales y simbólicos a la hora de medir la tensión social, me atrevería a asegurar que vamos encaminados directamente a la crisis política nacional y a la ingobernabilidad del país.

¡Socorro! ¡Urgente! Hagamos una suscripción pública para que en el Gobierno o en el PP se cree un grupo asesor de la Presidencia que se dedique exclusivamente a leer la dinámica sociopolítica no institucional, la presión social,  los signos efectivos de la calle. Si, ya sé que muchos me dirán, sobre todo dentro del PP, que don Mariano en un hombre "duro de asesorar". Pero es necesario hacer algo, creo yo, antes de que las cosas empeoren por pura miopía sociopolítica.
Cabría preguntarse si don Mariano es de los que confunden el amplio apoyo electoral obtenido por el PP con la garantía de que no habrá protestas callejeras de consideración. Por favor, déjenme insistir en mi argumento reciente: incluso si el PP tuviera el apoyo de los tercios del electorado, sucede que el tercio restante está formado por una ciudadanía más propensa y aficionada a expresar su descontento en las calles, mientras los otros dos tercios están compuestos mucho más por eso que se conoce como mayoría silenciosa. Incluso le digo más don Mariano, por extraño que pueda parecer, no sería nada raro que haya sectores de la clase media que continúen votando PP y luego se sumen a las manifestaciones contra los recortes en los servicios públicos.

 Y de la oposición política, ni para qué hablar. De Izquierda Unida y otros sectores radicales no creo que sea muy esperable mucha madurez y sentido común; estos sectores están presos de sus propios tópicos y autoimágenes, como para adquirir un gramo de eso que les resulta completamente extraño: sentido de Estado. Bueno, a menos que sea un sentido de Estado demasiado sutil: por ejemplo, el país hace agua por los cuatro costados y Llamazares considera que lo más importante hoy es preguntarle al Rey por su verdadero comportamiento en la tentativa de golpe (¿sería exagerado preguntarse si con ello demuestra su preocupación por el país o solamente por mostrar cuán rojo es?). Tales sectores tienen algún sentido en épocas de bonanza, cuando las cosas van bien, para que el juicio crítico no se pierda del todo en el seno de la sociedad. Pero en épocas de grave crisis no hay que contar mucho con ellos, más bien hay que pedirle a los dioses que no se dejen caer por la pendiente de "cuanto peor, mejor". En todo caso, don Mariano, de lo que usted no se libra es de que esta izquierda este convencida de que "contra la derecha se lucha mejor".

Otra cosa debería esperarse de la oposición socialdemócrata. Pero no están precisamente las cosas en el PSOE como para esperar una leal oposición. El partido socialista, como organización, está actualmente necesitado de cantidades ingentes de oxigeno político y eso es precisamente el rédito que le entrega la confrontación callejera con las medidas del Gobierno y del PP. ¿Quién se cree que, ecuánime y serenamente, van a dejar pasar las oportunidades que le ofrece la coyuntura de tensión social? Obviamente, no creo que veamos a Rubalcaba alentando a los votantes socialistas a participar de la protesta callejera, porque para eso ya están sus lugartenientes/as. Pero tampoco es esperable que el PSOE adquiera milagrosamente un sentido de Estado que no tuvo nunca en los ocho años anteriores. Alguien podría decir: ¡pero es que ahora estamos cada vez más al borde del precipicio! Y mi respuesta, a estas alturas, sería: ¡pues quien eso exclame que adquiera el compromiso misionero de explicárselo a la actual dirección del PSOE!

En todo caso, don Mariano, una solicitud sincera: saque de vez en cuando la cabeza de los gabinetes y los pasillos y abra los ojos a las realidades sociopolíticas del país; o abra los oídos a quien sepa realmente de estas cosas en su Gobierno o su partido. Porque nunca olvide que de buenas intenciones -sobre todo si son unilaterales- está empedrado el camino hacia el infierno.
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