Batasuna dice que reconsidera

Siempre resulta difícil interpretar exactamente los comunicados de ETA y de quienes al menos hasta ahora la han defendido. Es decir, ese mundo batasuno que está continuamente al filo de lo ilegal. Su último documento, 'Viento de solución', leído en el Kursaal de San Sebastián este domingo, no es una excepción: una de cal, lamentarse de no haber respetado en mayor grado el dolor de las víctimas, y otra de arena, no mostrar contundencia a la hora de pedir la disolución de la banda del terror, aunque sí le pida que deshaga sus 'estructuras militares' y ponga sus armas 'fuera de uso'. Gran polémica nacional, como cada vez que los mal llamados 'abertzales' dicen algo: ¿avanzamos o somos tontos útiles si creemos en la sinceridad de lo que esta gente proclama?.

Reconozco que me hallo entre quienes, pese a todo, ven en esta declaración un paso adelante más, sea sincera o, como es más probable, se trate apenas de una estrategia: nunca he entendido demasiado bien a los se empeñan en que este mundillo -del que, por supuesto, nada comparto- abandone sus planteamientos independentistas y sus reivindicaciones con respecto a los presos terroristas, y abjure de ellos. No creo que se pueda esperar el milagro de que quienes han apoyado durante décadas esa violencia ciega y absurda se reconviertan ahora en enemigos acérrimos de ETA y de sus locos postulados.

Para mí, lo verdaderamente importante es que se avanza; que ETA, como tal, ha dejado prácticamente de existir y es, como mucho, "un problema político", según dijo el mismísimo ministro del Interior. Negarse a ver estos avances, e incluso pedir pasos atrás, como tratar de ilegalizar Amaiur, me parece un grave error en el que se empecinan, sin duda animados por la mejor voluntad, algunos. La sociedad demócrata ha vencido ya a la banda, sin apenas haberle concedido nada sustancial: tan nefasto me parecería ahora ceder a cualquiera de sus pretensiones como seguir actuando policialmente como si esta ETA fuese la misma que hace una década. De la lectura atenta del pretendidamente farragoso último 'campanazo' de los batasunos infiero que ellos también saben que están derrotados: solamente tratan de salvar los muebles.

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