Que sí, que habrá 'cumbre' iberoamericana, pero ¿qué cumbre?
miércoles 29 de febrero de 2012, 12:41h
Pienso que, con muy buen criterio, el Gobierno español no solamente ha decidido mantener, sino potenciar al máximo posible, la próxima 'cumbre' iberoamericana, que se celebrará en Cádiz los días 16 y 17 de noviembre. El propio Rajoy, acompañado de la vicepresidenta y del ministro de Exteriores, lo anunciaba este miércoles en presencia del secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, que es el alma de la organización de estos eventos, de los que ya se han celebrado 21, con diferente y variado éxito.
La política exterior española de cara a Iberoamérica experimentó un auge notable, lo mismo que los intercambios económicos, a raíz de la celebración del quinto centenario del descubrimiento de América y de las consiguientes 'cumbres' iberoamericanas impulsadas primero por Felipe González, luego por Aznar y después -aunque algo menos-- por Zapatero. Sin embargo, al tiempo que la presencia de las grandes empresas españolas en América Latina se incrementaba de manera asombrosa, hasta el punto de ser los primeros inversores mundiales en algunos países, el peso político de las 'cumbres' decaía. Un poco, sospecho, por culpa de la propia diplomacia española y otro poco por la propia situación, agitada y poco homogénea, en el subcontinente.
Hoy, el vuelco respecto de hace veinte años es casi total. Si hubo algo de prepotencia en la actitud española hacia ese conjunto dispar de naciones que componen América Latina, ahora la realidad es que los beneficios de las empresas españolas se concentran al otro lado del Atlántico, mientras que las cuentas domésticas bordean el desastre. Y todo el mundo ve como cercano el momento en el que el peso de la inmigración 'intelectual' española se dirija masivamente a lugares como México, Colombia, Chile, Argentina, Panamá...o las propias Cuba y Venezuela, que se encuentran en un proceso de transición hacia fórmulas de mayor flexibilidad. Así, América Latina puede llegar a convertirse, debe hacerlo a corto plazo, en un destino, por encima de la propia Europa, que atenúe la angustiosa situación del desempleo en España. Eso impone -y lo dijo Rajoy en el acto de presentación del encuentro de Cádiz- "alejar estereotipos del pasado y presentar la nueva realidad iberoamericana de la Unión Europea".
Muchas veces, el tema de las relaciones entre España y los estados iberoamericanos ha sido objeto de retórica. Hoy es mucho más que eso: España depende de América Latina casi tanto como de Europa, y la situación se va inclinando hacia la opción trasatlántica. Junto con Portugal, es el único país europeo con una cierta influencia -lengua, historia, tradiciones, religión...-en un continente que crece a tasas superiores a una media del siete por ciento anual. Resulta impensable que la política exterior española no tenga, como prioridad absoluta, el contacto, la presencia, en Latinoamérica; resultaría nefasto que Mariano Rajoy y sus ministros, aunque lógicamente preocupados por lo que a los españoles les pueda ocurrir en y con Europa, no planificasen viajes frecuentes e intensos al otro lado del 'charco' y se dejen ganar por la pujante influencia de los países emergentes.
Algo hemos tenido que hacer mal las dos partes para que se produzcan fracasos tan sonoros como la última 'cumbre' iberoamericana, la del pasado mes de octubre en Asunción. Las ausencias fueron clamorosas, y más de un jefe de Estado lationoamericano alardeó, en privado, de haber dado un "portazo" a España. Una situación que no se puede repetir, y menos cuando la XXII Cumbre Iberoamericana se celebrará en Cádiz, como colofón de las celebraciones del bicentenario de la primera Constitución democrática, que tanta influencia iba a tener en las cartas magnas de América Latina.
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3978 | kroker - 01/03/2012 @ 13:00:59 (GMT+1)
Recuerdo que cuando era niño y estudiaba la historia de mi país de adopción, Venezuela, las luchas por la independencia no se establecían entre españoles y venezolanos, sino que los antagonistas eran de una parte los realistas y de otra los republicanos. Bien es cierto que en la declaración de guerra de Simón Bolívar, se decía: "españoles y canarios", pero el término español se usaba poco, por lo menos en los libros de texto que tenía en los Escolapios de Caracas, siempre se refería a "los realistas", pues no solo eran los españoles por decir "de nacimiento", sino también para llamar a los venezolanos de aquellas provincias que se mantuvieron fieles a la monarquía (solo siete provincias se sublevaron al inicio, de ahí las 7 estrellas de la bandera). El ejemplo paradigmático de caudillo venezolano (aunque nacido en Oviedo) en las filas realistas, era del comandante José Tomás Boves, que al frente del ejercito de llaneros (caballería), destrozó repetidamente a los republicanos cuantas veces tuvo oportunidad. Entronca esto con la época constitucional de Cádiz, que efectivamente tuvo cierta ascendencia en esas luchas por la independencia, junto con la Revolución Francesa y Norteamericana.
Muchos de nosotros hemos sido, o han sido nuestros padres o abuelos emigrantes en América. Muchos también, hemos pensado que aquellos tiempos no volverían, que nuestra pertenencia a la UE, era una especie de salvoconducto o vacuna, contra las crisis cíclicas que siempre asoman cuando menos las esperas. Se llegó a cuestionar allá por el año 2004 incluso que las crisis inevitablemente fueran cíclicas, como la que sufrimos ahora, y nos damos cuenta que no, que siguen siendo cíclicas. Como cíclico también es nuestro destino a ser emigrantes (mejor en América que Europa), pues nuestros políticos de cualquier signo, siempre nos llevan a callejones sin salida. Entre ellos destaca como no Zapatero, verdadero imbécil que espero que la historia no lo descargue de toda la culpa que arrastra.
Nuestros gobiernos, como antaño, nos vuelven a enseñar la puerta de la emigración sin ningún empacho, sin tapujos; en una palabra, volvemos a sobrar para mayor gloria de la cuenta de resultado de los bancos. De todos modos, la mayoría no se irá, aguantaremos lo suficiente como para darle una patada en el culo a la UE. Cada vez resulta más intolerable el control que desde la UE se trata de ejercer sobre determinados Estados; estos cabeza de huevo están jugando con fuego, y que se sepa el único Estado que ha ido a la quiebra en Europa en el siglo XX, fue Alemania. Me pregunto (además desconozco el asunto), si Alemania ha reparado debidamente a Grecia por los desmanes causados en el II Guerra Mundial.
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