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Un tropezón

Un tropezón

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 26 de marzo de 2012, 11:21h
Los resultados decepcionantes de las elecciones autonómicas celebradas en Andalucía y Asturias, apenas cumplido el primer trimestre del triunfo absoluto del PP en unas elecciones generales, supone un tropiezo en las expectativas del aún nuevo gobierno. Expectativas pronosticadas por una demoscopia plural que ha demostrado no solo no ser una ciencia exacta sino parecerse más a las adivinanzas de los clarividentes que presumen cuando, por casualidad, aciertan y se callan cuando se equivocan. Para el PP la coyuntura tenía a su favor la confianza en su mejor capacidad para afrontar una crisis socioeconómica y su mayor competencia para desenvolverse en el plano internacional donde se apoyan las soluciones financieras colectivas. Esto valía en unas elecciones generales que planteaban un cambio de rumbo en una política nacional manifiestamente incompetente y que contaba con la labor inestimable del presidente Rodríguez Zapatero como un icono de impopularidad y desconcierto fluctuante. La apenas iniciada tarea de Rajoy como promotor de recortes y reformas aún impredecibles merece y tiene un cierto grado de aceptación, como la del enfermo que se traga la medicina, aunque sepa amarga, porque puede curarlo. Pero esa aceptación, por si sola, no es una fórmula válida para todos los paladares de la política ni lleva en su composición todos los factores emocionales, personales y diferenciales capaces de trasladarse a cada confrontación electoral.
 
La realidad es que, a pesar de la coyuntura propicia en política nacional y los pronósticos optimistas, el PP no ganó estas elecciones sino que subió un número de escaños insuficiente para gobernar y ganar unas elecciones es ser capaces de gobernar y no compararse, más o menos favorablemente, con los otros partidos. ¿Por qué no ganó a pesar del descrédito de otros partidos, de las corrupciones y de la erosión por el uso y abuso de los rivales? Hay varios factores a tener en cuenta pero muy significativamente la rutinaria manera en que se promovieron las candidaturas populares según el método de dejarse llevar a favor de corriente, con un tono blando y una imagen vulgar, muy propio del estilo que emanan los aparatos acomodaticios de la burocracia partidista dada a aplicar sin riesgos la ley del mínimo esfuerzo y alimentarse habitualmente con el módico menú de la casa.
 
La tendencia a creer que cualquier persona sirve para cualquier cosa y para todo momento hace que los factores personales no sean tenidos en cuenta, dándose  circunstancias tan evidentes como el bloqueo a la candidatura en Asturias del político del PP que contaba con el historial y el liderazgo territorial añadido suficiente para lograr una clara mayoría si no se empeñase su propio partido en sustituirlo por candidatos anodinos. En Andalucía la larga trayectoria de Arenas no estaba acompañada por figuras provinciales capaces de suscitar gran atención por su capacidad de comunicarse, por su novedad o por su prestigio biográfico. Desconocer la importancia de los fichajes y la capacidad de presencia pública de los políticos es algo que se paga cuando no se lucha por encastillarse en el poder sino para asaltar el castillo.
 
Hay dirigentes que no son verdaderos políticos, como el presidente Monti en Italia, que llegó a donde está como un tecnócrata sin apoyo popular directo que se puede permitir, mientras dure el terror a la ruina, dejarse llevar a favor de corriente sin componer equipos humanos capaces de movilizar a la opinión popular. Pero no es el caso de España, donde una mayoría absoluta respalda a un gobernante para que pueda actuar al frente de una "armada" eficiente y arriesgada y no de una máquina decepcionante y cansina de "aparachiks". Estos tropezones vienen de la falta del valor añadido de los grandes equipos humanos y, afortunadamente, son solo oportunidades perdidas, por el momento. Un tropezón, como dice el tango, cualquiera da en la vida y no interrumpe la marcha cuando no es suficiente para provocar una caída. ¡Pero cuidado con los tropezones por no conocer bien el suelo que se pisa!

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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