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Arenas, los sindicatos y la huelga

Arenas, los sindicatos y la huelga

miércoles 28 de marzo de 2012, 17:42h
La caverna, que andaba estos días muy ocupada denigrando a Javier Arenas, ha encontrado un hueco para vilipendiar también a los sindicatos, y por extensión, a los trabajadores que representan. A Javier Arenas le acusan, pese a haber obtenido para el PP los mejores resultados en elecciones andaluzas, siendo el partido más votado, de no haber hecho una campaña de "hoolligan" y de ser blandito, que es como la caverna más finamente califica al que es moderado, educado y demócrata. Le acusan, en fin, de no haber sabido construir en la realidad lo que los sondeos habían dibujado en el aire, y con un espíritu nada deportivo, que contrasta con el que empleó el propio candidato al anunciar a la militancia la victoria/derrota en las urnas, le llaman de todo menos bonito y le dan por amortizado, si es que no por apestado directamente. A los trabajadores que en uso de su derecho legítimo secundan la Huelga General, a esos les retira la patente de españoles, si es que la caverna se la reconoció alguna vez.

   Saber perder no es fácil, saber ganar tampoco, pero saber ganar y perder al mismo tiempo debe ser la repera. Arenas, el hombre, lo ha intentado porque no le quedaba otro remedio, porque tenía que gestionar esa victoria/derrota de alguna manera, pero también porque no es un tipo dado al gamberrismo político ni a las demasías tan habituales en el ala extrema de su partido. Lo ha hecho con dignidad y, desde luego, se equivocan los bárbaros que suponen que de haber hecho una campaña más facha y más agresiva habría logrado la mayoría absoluta. A los andaluces, de derecha o de izquierda, no les va ese rollo, no son gente, en general, que vaya buscando broncas y pleitos por la vida.

   Pero, como digo, si a Arenas le han puesto como chupa de dómine, a los sindicatos les han puesto como no digan dueñas. A la tradicional desacreditación de los mismos por parte de la carcunda, se añade ahora el venablo del antipatriotismo, como si expresarse en contra de la injusticia laboral atentara contra la esencia misma de España. De cierta España, sí, seguramente, pero si queda algo patriótico es la defensa de los derechos de quienes, con su sudor, sus manos, su sacrificio, su salud, su talento, construyen esa patria cada día e impiden que se vaya al garete.
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