El humor es liberal

Atribuyen al poeta Gabriel Celaya la frase "el humor es fascista". Lo diría, quizá, en un momento de justificada mala leche pero de evidente mala vista ya que los seguidores del movimiento creado por Mussolini no se caracterizaron por el culto a la sonrisa sino al tremendismo dialéctico y al gesto hosco. El abuso del calificativo "fascista" para quienes no comulgan con el progresismo de izquierdas no tiene en cuenta que si lo hacemos sinónimo de represión de libertades sería aplicable, en nuestros días, antes a los herederos del marxismo que a nostálgicos de situaciones desaparecidas de la oferta política actual.
 
Cuando, hace por estas fechas un par de siglos, en Cádiz bautizaron a la Constitución de 1.812 como "la Pepa" -"¡Que se sepa, que se sepa, que viva la Pepa!"- los gaditanos exportaron el término "liberal" que, hasta entonces, equivalía a generoso, convirtiéndolo universalmente en partidario de la libertad frente al absolutismo pero no en "antifascista" porque aún no se había producido el invento del partido exclusivo. Aquellos liberales tenían humor y no respetando la solemnidad de su constitución no le llamarían reverentemente doña Josefina sino popularmente Pepa.
 
En estricta literatura es posible que la frase del poeta fuese aplicable al tono plañidera de escritores mas propicios a expresar calamidades que venturas. Si pensamos en Saramago, Sastre o Buero Vallejo, tan predispuestos a la tristeza frente a Muñoz Seca, Jardiel Poncela o Mihura más dados al jolgorio, podríamos pensar que los lamentos gustan más a la izquierda y las risas a la derecha. Esto no supone valoración de calidades sino de "talantes", que diría Zapatero y quizá podría explicarse con razones sociológicas antes que estilísticas, como consecuencia de la "cáscara amarga" que produce descarrilar siempre en los trenes incómodos de las revoluciones pendientes.
 
Aquí, en el campo sindical -donde la intensidad de una huelga se calcula en consumo de lomo, chorizo, fruta y silicona antes que en consumo eléctrico productivo- el dúo Mendez-Toxo también ha dejado el humor a la derecha, donde humor se escribe con "hache", diríamos parodiando a Jardiel, y asumiendo un protagonismo de "apocalipsis now" para exaltar un evento político de "piquetería", por no llamarle de escuadrismo fascista, sin clamor popular ni respaldo electoral.  La verdad es que ante las cornadas que está dando el peligroso toro de la crisis la derecha parece torear con mas temple que estos "Don Tancredos" inmovilistas preferentemente apoyados en liberados más que en liberales. Los fascistas y antifascistas ya no enfrentan sus buenos o malos humores en estas guerras de Gila - inolvidable humorista a la izquierda- en las que, tras la escaramuza, alguien pedirá que le devuelvan la munición malgastada para volver a utilizarla en futuros eventos aún subvencionados.