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El sexo es vida: El síndrome de los nuevos papás

El sexo es vida: El síndrome de los nuevos papás

- Por Ana de Calle

jueves 13 de enero de 2022, 18:13h

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Este es un síndrome que afecta a muchas parejas y dura entre uno y dos años, si es que no se cronifica y puede ser una vía de paso a otros síndromes posteriores.

Y es que en cuanto la madre y el niño salen de la clínica empiezan dos nuevas vidas, la del bebé y la de la pareja, que pasan a convertirse en los papás con lo bueno que tiene para la familia, y los inconvenientes que supone para la sexualidad. Hay nuevas vías de conflicto potencial que actúan como inhibidores de lo sexual.

En ese momento hay que llegar a un consenso en las tareas, lo que genera discusiones ...

Se debe cumplir con lo pactado y eso supone cansancio ... También deben interpretar las demandas de un niño que todavía no habla, aunque sabe llorar, lo que puede provocar estrés y sensación de impotencia. Esa impotencia se relaciona con el sentimiento de competencia, que es el que genera la inapetencia sexual de la pareja. Aquí aparece el primer triángulo que hace peligrar la estabilidad emocional de la pareja y que provoca el hijo de ambos.

Empiezan las comparaciones y los primeros celos, se ocupan de sus cuidados y de hacerlo bien. Todo son ocupaciones, preocupaciones, cambio de pañales, baños, además de papillas, biberones y darle de mamar. El pecho deja de ser una zona erógena y se convierte en una fuente de alimentación. Ya no es tanto placer para el padre como alimento para el bebé.

Hay que añadir que la prolactina actúa como inhibidor sexual de lo que se deduce que los colores que predominan son el esfuerzo, el trabajo y el estrés, que dejan poco espacio a los momentos de pasión. Esta situación depende de la habilidad y la capacidad de adaptación de los padres, y de los ciclos de sueño y vigilia del niño que duran entre los seis meses y el año.

Más tarde cuando los cuidados son compartidos con otras personas, los padres pueden empezar una vida más normalizada y suelen superar el síndrome de los nuevos papás o la adaptación se trasforma peligrosamente. Ya os he hablado de que muchas mujeres llegan al orgasmo vaginal después de la ayuda que presta la gestación en el proceso de sensibilidad vaginal.

Por eso superar el síndrome de papá y mamá supone un beneficio añadido, el de aumentar el placer sexual. Lo peor es que esto no ocurre en todas las parejas, porque hay parejas que se acomodan tanto a su papel de papás que ya no son pareja sexual sólo son pareja filial. Porque la paternidad marca un antes y un después y desarrollan tal entusiasmo en su nuevo papel que trasforman la sexualidad en afecto de madre y padre.

Y no se comunican como antes sino que se llaman el uno al otro papá y mamá, lo que refuerza los sentimientos hacia el hijo pero infravalora la pulsión sexual. Para los hijos podemos ser papá y mamá pero entre nosotros será mejor llamarnos por nuestro nombre o apelativos que ya formaban parte de nuestro código íntimo de comunicación. Más estimulante seguramente.

Y si la adaptación no es fácil, en terapia el sexólogo enseñará lo importante que es que tengáis en cuenta estas reflexiones y seguir ejerciendo de padres sin dejar de practicar como amantes. Porque el sexo estable ya tiene bastantes inhibidores como para añadirle el sonajero y el biberón. No importa que el niño y la cuna entren en la habitación de la pareja, pero no hagas de la cama únicamente un lugar de descanso hasta el próximo cambio de pañales.

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Ana de Calle
Sexóloga y Terapéuta de Pareja

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