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Devaluación dura y compleja

Devaluación dura y compleja

domingo 15 de abril de 2012, 10:57h
Los países que dejan de ser competitivos devalúan sus monedas y automáticamente todos sus ciudadanos, aunque algunos no se enteren, son más pobres. Es una medida muy efectiva porque se aplica de un día para otro. En cambio, una devaluación interna sin tocar la moneda -el caso de España- es algo complejo y laborioso, que en el mejor de los casos requiere tiempo. A la devaluación del país que está haciendo el Gobierno aquí se le llama reforma laboral, reforma financiera, reforma educativa, reforma sanitaria, ajuste presupuestario..., lo que puede dar idea de la dificultad que supone acometer todo eso; máxime cuando además no hay consenso político ni social.

Otra diferencia importante entre una devaluación convencional -como las que hizo Solchaga- y una devaluación interna está en sus resultados a corto plazo. Por lo general, una devaluación de la moneda contribuye al relanzamiento inmediato de las exportaciones, lo que tira del crecimiento y del empleo. En cambio, esta devaluación paulatina del país está sacrificando el potencial de desarrollo y, por añadidura, el bienestar de los españoles, con el consiguiente retraso de los resultados esperados, supeditados a conseguir el beneplácito de las autoridades de Berlín y Bruselas y a calmar los mercados financieros donde se financia España, cuyo principal problema es su deuda privada -léase familias y empresas-, que todavía hoy es del 227% del PIB, más del doble que en el año 2000.

El Gobierno no procura el mínimo consenso con otras formaciones políticas porque apenas tiene margen de maniobra. Pero eso no evita que surjan dudas sobre los riesgos de carecer de unos Pactos de la Moncloa. ¿Es creíble, por ejemplo, que pueda ejecutarse un recorte presupuestario de 27.000 millones de euros, y otro de 10.000 millones en sanidad y educación, simplemente con votaciones mecánicas de la mayoría absoluta del PP o con reuniones del presidente con algunos ministros y los barones territoriales conservadores? Felipe González parece tenerlo claro: "Me preocupa la falta de orientación del Gobierno y la oposición", dijo el ex presidente, en un análisis fácil de compartir. Dice también González que los chavales del 15-M tenían razón en salir a la calle pero que cometieron un error: en vez de centrarse en dos o tres prioridades escribieron una extensa carta a los Reyes Magos. ¿Es extrapolable esa crítica al Gobierno de España? ¿No estará abriendo Rajoy demasiados frentes sin cerrar los prioritarios, y sin consenso ni ganas de buscarlo? De entrada, ya hay medios que apuntan que el PP pierde más de ocho puntos por el desgaste acelerado del Gobierno.

@J_L_Gomez

José Luis Gómez

Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.

Twitter: @J_L_Gomez

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