De la gente piola a la izquierda obtusa
miércoles 18 de abril de 2012, 08:00h
Para quien haya vivido en Buenos
Aires durante algún tiempo, como me tocó hacer en el pasado, no le resultará
difícil identificar el tipo de jugada que supone la renacionalización de YPF
por parte del Gobierno de doña Cristina. Para nada se trata de un pronto, de un
arrebato de una Presidenta populista. No, la operación tiene todas las
características de eso que en buen lunfardo se llamaría una jugada de gente
piola; es decir, la que se hace con astucia, más allá de las normas, para
salirse con la suya. El mayor exponente reciente de este tipo de comportamiento
fue el nunca bien ponderado Presidente Carlos Menem, el mandatario más canchero
que haya conocido América Latina. El mismo que en sus primeros años de gobierno
era vitoreado por una gran mayoría de argentinos y que luego, cuando se pudo
demostrar que era un caradura y un chanta, provocó el rasgamiento de vestiduras
de todo un país, encabezado por el peronismo más puro. Pero, claro, mientras no
se pudo demostrar la catadura del pájaro, Menem era el ejemplo más celebrado
por todos los piolas del puerto.
En otras palabras, cuando se reflotó
el barco hundido de YPF, los Kirchner sólo tenían elogios para REPSOL (cosa
que, tirando de hemeroteca, todavía es demostrable para el caso de Cristina el
año pasado), pero en cuanto la cosa comenzó a pintar mejor, se empezó la
operación al mejor estilo piola para recuperar el prometedor navío. Parece que
el ejemplo de Aerolíneas Argentinas fue más que ilustrativo. Claro, habrá que
ver el efecto que tendrá este comportamiento piola a largo plazo en nuestra
aldea global.
Es sabido que todos los pueblos
tienen su idiosincrasia compuesta de luces y sombras. En el caso del argentino,
al lado de talentos innegables, que me fascinan, hay que cuidarse mucho de su
lado tenebroso que puede hacerte la vida un infierno y sin avisar. En suma, que
el comportamiento piola de la clase peronista actual, expresado en la operación
YPF, es perfectamente reconocible para quien haya franeleado con entusiasmo por
San Telmo.
Otra cosa es saber cual debiera ser
la reacción correcta desde este país de gachegos (por seguir con el lunfardo).
Desde luego, las actitudes de soberbia herida serían interpretadas y utilizadas
muy rápidamente como resabios colonialistas. Así que esperemos que no se den
pasos en falso al respecto. Por otra parte, hay un buen paquete de empresas
españolas operando en Argentina, como para actuar con mucha prudencia.
Pero lo que me resulta difícil de
entender es la actitud de algunos sectores izquierdistas e indignadistas en la
península. Consideran que el Gobierno presente, ese que fue elegido por una
apreciable mayoría de la ciudadanía, miente bellacamente cuando asegura que al
defender la seguridad jurídica de REPSOL en Argentina se están defendiendo
intereses españoles. Su argumento consiste en afirmar que no puede haber
intereses españoles en juego porque el capital de REPSOL no es público ni es
únicamente de origen español. Es decir, las empresas dejan de ser españolas en
cuanto que son privadas y si caen en la tentación de incluir capital externo se
convierten en deleznables empresas multinacionales. No puedo más que admitir que
me pasman argumentos tan sofisticados. Más aun, no puedo dejar de preguntarme
si será esta la posición de izquierdas en un mundo globalizado. ¿Será que la
globalización del capital es el enemigo a combatir -cual ludistas renovados- o
será que hay que lograr una normativa global que lo controle? ¿Será el
comportamiento de REPSOL lo que hay que juzgar o simplemente el hecho de ser
una gran empresa privada?
Pues la verdad, acabo pensando que
estos sectores todavía siguen enredados en la telaraña de la viejísima
confusión entre economía de mercado y sociedad ordenada únicamente por los
intereses del capital. Algo que la izquierda democrática ha conseguido
diferenciar hace tiempo: el arte consiste en orientar la actividad privada hacia
el bien común y no en estatizar la economía. En otras palabras, por más que
parezca que tienen un discurso supernovedoso, indignadísimo, en realidad estos
sectores siguen presos de los viejos paradigmas de la izquierda dogmática del
siglo pasado.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
5794 | Pikertom - 20/04/2012 @ 12:30:45 (GMT+1)
Sr. Enrique, cuando se refiere a la izquierda dogmática supongo que lo hace por IU. Bueno, es una opinión que, como todas, merece respeto. Pero IU es, ante todo, un partido democrático que defiende sus posturas por medios democráticos.
5728 | Enrique Gomáriz - 19/04/2012 @ 11:13:59 (GMT+1)
Gracias Pikerton por tus comentarios. No te preocupes, no hay ninguna ojeriza con la "izquierda política", pero me concederás que en ésta hay que distinguir entre la izquierda democrática y la radical y dogmática, que es la que argumenta que una empresa no puede ser española por el hecho de ser privada. Y eso me parece que está fuera de lugar.
5719 | Pikertom - 19/04/2012 @ 11:13:51 (GMT+1)
Lamento mucho la opinión tan sesgada, manipulada y todo lo que termine en ada que tiene sobre la izquierda política española. Me temo que le domina el odio y el revanchismo, que todo lo nubla.
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