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La otra cara de los políticos más conocidos

Gaspar Llamazares: "Soy tímido pero me crezco en la retórica"

lunes 30 de abril de 2012, 10:45h
Si alguien le hubiera dicho cuando empezó en política, hace ya cerca de 25 años, que nada menos que el FBI iba a utilizar sus rasgos para hacer un retrato robot del terrorista más buscado del planeta, no se lo hubiera creído. Pero ocurrió. La foto del desaparecido Bin Laden, versus Gaspar Llamazares, dio la vuelta al mundo para estupor y alarma del excoordinador general de IU, que anunció la presentación de una denuncia por haberle confundido con el líder de Al Qaeda al que mataron las tropas de élite de Estados Unidos en su refugio de Pakistán.

Al final, todo quedó en una 'macabra' anécdota, insólita, eso sí. Porque lo cierto es que a Llamazares jamás le había ocurrido algo semejante y eso que por su aspecto físico, en su juventud bien podía haber pasado por un ciudadano de origen árabe y levantado 'sospechas', como puede comprobarse en la foto en la que se le ve sentado en la segunda fila del salón en un acto de partido con una poblada barba oscura y mucho más pelo que el entrecano que luce ahora, a punto de cumplir los 55 años. La otra foto corresponde a sus años de juventud, bordeando los veinte, cuando que ya le 'picaba' la política.

Llamazares nació en Logroño, La Rioja, el 28 de noviembre de 1957 "por accidente" ya que su padre, médico rural, había sido destinado allí provisionalmente en una de las 'itinerancias' que conlleva esa profesión. Su madre, de origen gallego, se ocupaba de la casa y del cuidado de 6 hijos, 3 chicos y 3 chicas. Llamazares es el segundo de esa media docena y el único de todos ellos que decidió, como su progenitor, estudiar medicina, todo un privilegio por aquel entonces para una familia numerosa.

Cuando contaba apenas 2 años la familia se trasladó a Salinas (Asturias) en donde Llamazares pasa su infancia y buena parte de su juventud por lo que se siente profundamente asturiano. El bachillerato lo hace en el instituto público del pueblo en donde, influenciado por algunos de los profesores del centro "que eran muy activistas", el joven Gaspar inicia sus primeros escarceos políticos dentro de los movimientos estudiantiles que pronto lideraría. Su primer 'conflicto' le sobrevino por el 'motín' que promueve con un grupo de compañeros contra el uso del uniforme, que se salda con éxito porque al final consiguen que no fuera obligatorio. "Éramos 'la liga de los sin uniforme'. Todos estábamos ya muy concienciados y teníamos inquietudes sociales", afirma Llamazares, recordando aquel episodio con cierta nostalgia.

Los estudios superiores de Medicina los cursa entre la Facultad de Oviedo y la Autónoma de Madrid, etapa en la que vive de cerca la represión franquista. No obstante, reconoce que nunca llegó a ser detenido por su activismo de izquierdas recibiendo tan sólo "algún porrazo" que otro en manifestaciones o 'saltos', una modalidad de protesta 'relámpago' muy utilizada entre los universitarios durante la decadencia de la dictadura.

Su visión de la medicina como servicio público le lleva a fundar junto a otros compañeros de 'batalla' la revista 'Bocetos', plataforma que le sirve como vehículo de protesta para dar un enfoque más social de la medicina.

Finalizada la carrera, realiza un Master de Salud Pública en la Escuela de la Organización Panamericana de la Salud, en la Habana, Cuba, en pleno apogeo del castrismo. De los cubanos dice que le "chocó" el ritmo y el modo de vida que llevaban, muy diferente a lo que se percibe desde España. En su opinión "ellos nos quieren más a nosotros que nosotros a ellos y son más atentos con nosotros que nosotros con ellos". "La verdad es que me sentí muy bien en La Habana", asegura. De su estancia en la capital cubana aún conserva algunas amistades, fundamentalmente latinoamericanas. A quien no llegó a conocer en persona, muy a su pesar, fue a Fidel Castro al que tan solo vio en recepciones o en algún que otro acto público.

A mediados de los años ochenta trabaja como profesor en el Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Santiago de Compostela y más tarde en la Unidad Docente de Medicina de Familia en el santanderino barrio de Cazoña. Por entonces Llamazares ya militaba en el Partido Comunista de Asturias, en el que se afilia en 1981 motivado por la intentona golpista protagonizada ese año por Tejero. Años después, en 1988, fue elegido Secretario General del PCE y Coordinador de Izquierda Unida de Asturias.

Tras muchas peripecias dentro del partido y de la coalición, que serían largas de relatar, Llamazares centra su carrera política en el Congreso como diputado nacional bien por Madrid o bien por Asturias, circunscripción por la que en las últimas elecciones generales logró de nuevo un escaño. Sin embargo, tras la designación de Cayo Lara como nuevo líder de IU la nueva dirección de la coalición le despoja de la portavocía parlamentaria pese a su buen trabajo y al prestigio que durante estos años logró granjearse entre el resto de los grupos del Congreso en donde todos le reconocen como un buen orador parlamentario. Él asegura que es una persona sumamente "tímida" pero que se "crece en la retórica".

En esta legislatura preside la Comisión Mixta para el estudio de las Drogas y es el portavoz de la Comisión de Justicia y también de la de Sanidad del Congreso.Hace pocas semanas presentó en sociedad 'Izquierda Abierta', una corriente ya existente en IU pero convertida ahora en partido del que Llamazares es el portavoz. Su lanzamiento no fue acogido con mucho entusiasmo por la 'oficialidad' de la coalición en donde más de uno le acusa de "soberbio" y de no haber 'digerido' su falta de protagonismo.

Lo que nadie le discute es su espíritu combativo, nunca enterrado. y que ha quedado plasmado en esa imagen, sentado en una silla en un lateral del hemiciclo, durante la votación de la reforma constitucional como señal de protesta por lo que consideraba una 'burla' a la Cámara por parte de los dos grandes partidos, PP y PSOE. "Me fui en espíritu y dejé mi cuerpo para hacer los vetos", dijo entonces.

En lo personal, Llamazares es bastante reservado. De su vida privada cuenta poco, que está casado y tiene una hija "que es ya una señorita con vocación de periodista". Entre sus gustos destaca "la lectura y la música, en especial el Réquiem y el jazz". Y esos son todos sus 'vicios' confesables.

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