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España saldrá de la tormenta, dice Rajoy en plena tormenta

España saldrá de la tormenta, dice Rajoy en plena tormenta

sábado 02 de junio de 2012, 15:45h
Un país agobiado, deprimido, irritado, es decir, la España de este mes de junio de 2012, necesita buenas noticias. Ya. Quiere que la normalidad, rota por tantas razones, regrese con urgencia. Que el Rey vuelva a estar presente, en pie y firme, en la celebración del Día de las Fuerzas Armadas, es, para mí, una buena noticia. Como lo es que el Monarca vaya a viajar dentro de unas horas a Chile y Brasil, países importantes para nuestro país. O que los Príncipes hayan ido a visitar al vecino Portugal. O que la vicepresidenta haya ido a Washington para entrevistarse con las máximas autoridades del FMI y del Tesoro. O que Rajoy acuda al Foro Económico de Sitges para dar, al fin, un giro a su tradicional discurso de la catástrofe para decir que España no se encuentra "al borde de ningún precipicio".

La Corona, la primera de las instituciones españolas, precisaba de un par de golpes de presencia. La convalecencia del Rey ha terminado y bueno es que viaje a América Latina, acompañado de prominentes empresarios, como el mejor embajador y el mejor agente comercial con que podemos contar. Creo que Don Juan Carlos ha aprendido algunas lecciones en los últimos meses, la más importante de ellas, acaso, que le seguimos necesitando; el Príncipe será, sin duda, un gran sucesor. Pero me parece que los españoles aún no están preparados para asumir del todo esa herencia. Y lo cierto es que las instituciones españolas están, muchas de ellas, tan severamente perjudicadas -el Tribunal Constitucional y, no digamos ya, el Supremo y el Consejo del Poder Judicial, con un target="" title="" href="http://www.diariocritico.com/nacional/psoe/viajes/marbella/carlos-divar/comparecencia-en-el-senado/413018">Dívar que, por no irse, va a empeorar su situación personal y la de los órganos que preside-, que el país no puede sentirse descabezado ni un día más.

Descabezado he dicho, sí; porque, por si fuera poco todo lo demás, el 'affaire Bankia', mal explicado e incluso escamoteado a la opinión pública, ha provocado un desgaste tal al Gobierno de Rajoy que me aseguran que ha bajado cuatro puntos más en su popularidad en la última semana y media, según se desprende de una encuesta aún no publicada. Y si preocupante es lo del poder judicial, lo del Banco de España -máxima autoridad monetaria--, tener un  Parlamento al ralentí o unos partidos políticos sumidos en el descrédito, lo es aún más que el Ejecutivo haya perdido prácticamente todo su caudal en apenas seis meses de ejercicio, casi como si estuviésemos al final de Legislatura, y no al comienzo: es urgente que recupere aliento y prestigio.

Por eso me ha parecido significativo y positivo el viraje que significa abandonar el lenguaje de la desesperanza para dar paso al del atisbo de alguna luz al final del túnel. Que una cosa es negar la realidad desmintiendo la existencia de una crisis muy grave como hizo Zapatero, y otra es desalentar a la población, Consejo de Ministros tras Consejo de Ministros, hablando de la cercanía del abismo desde el atril del ministro de turno, como ha venido sucediendo un viernes después de otro. Ahora, el presidente dice que nuestro país "saldrá de la tormenta"; pero lo cierto es que la tormenta, como el dinosaurio de Monterroso, sigue ahí cuando nos despertamos cada mañana para comprobar que los valores del Ibex siguen dándose el batacazo y la prima de riesgo sube hasta los cielos.

Claro que algunas cosas más tendrá que hacer Rajoy aparte de cambiar el discurso, tal vez aparecer más frecuentemente y enviar a sus ministros y a los miembros más prestigiosos de la Casa real y del Gobierno a predicar en el exterior que no van tan mal las cosas en nuestra España. Algo más que pedir 'buenas noticias' a Vicente del Bosque al frente de la selección nacional de fútbol. Tiene que afrontar el presidente que es precisa una nueva forma de gobernar, que sí sería una tragedia que no llegase a acuerdos con la oposición -aunque él diga que no, aunque la oposición esté hecha unos zorros--, que tendrá que contar más con lo que los ciudadanos quieren y exigen. Si el Rey dice en privado, me cuentan, que ha aprendido la lección tras el escándalo de la cacería del elefante, me parece que Rajoy tendrá que demostrarnos que ha entendido el mensaje no escrito que la opinión pública le envía cada día. Y ese mensaje se compadece muy poco con, por ejemplo, la manera como se ha gestionado el enorme fiasco -¡si hasta Rodrigo Rato lo dice!-de Bankia. Por ejemplo, ya digo.


>> Cenáculos y mentideros, blog de Fernando Jaúregui
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