El mediático José Tomás, el más antimediático de los toreros

Es indudablemente más mediático de los toreros. El único cuyas actuaciones, cada vez más distanciadas en el tiempo, interesan mucho más allá del aspecto taurino, incluso internacionalmente. Y, a la vez, el que más se esconde de los medios, el que jamás se deja televisar ni negociar al respecto, el que nunca hace declaraciones ni siquiera sobre asuntos de su profesión, el más inaccesible y distante para la prensa. Pongamos que se habla/escribe de José Tomás. El más antimediático y olé.

Y una vez más lo ha vuelto a demostrar, a través de su apoderado Salvador Boix, en torno al que será su primer paseíllo de la actual campaña, el próximo día 25 en Badajoz. A todos los medios acreditados se les ha obligado a aceptar, y firmar, un comunicado en forma de contrato por parte de la 'Oficina de comunicación de José Tomás', que no es sino una serie de auténticas limitaciones a su trabajo, que incluso podrían afectar al derecho a la información.

Porque se arroga el derecho de que el representante de esta oficina "contactará con la empresa" -que encabeza José Cutiño, responsable desde hace años de organizar la Feria de la capital pacense- "con el fin de dar a conocer las condiciones y, en su caso, hacer efectivas las autorizaciones correspondientes a los medios de comunicación audiovisuales". Después se añade que "la actuación no podrá ser transmitida por ningún medio de difusión gráfica o audiovisual, en ninguna modalidad técnica (TV terrestre, por cable o satélite, ADSL, analógica, digital...) en directo ni en diferido.

Para añadir que "en el marco del presente contrato", se podrán grabar imágenes con "una duración máxima de tres minutos destinadas a la información". Y obliga a la empresa del coso a "realizar tales advertencias a cuantos medios de comunicación estén interesados en obtener información e imágenes de la actuación de José Tomás". O sea, a diferencia del resto de sus compañeros, sobre todo las figuras como él -pero sin esa fuerza mediática- el 'sumo sacerdote' del toreo, en momentos difíciles para la Fiesta, vuelve a esconderse -está en su derecho legal, eso sí, pero no moral- y a 'pasar' de ello. Como hizo cuando la prohibición de 'su' plaza de Barcelona. Y olé.