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Europa busca sobrevivir mientras en Grecia sigue la agonía

Europa busca sobrevivir mientras en Grecia sigue la agonía

domingo 17 de junio de 2012, 16:15h
La falta de un ganador claro - según los sondeos-- en las elecciones legislativas que se celebran este domingo en Grecia aboca a una grave enfermedad a la Unión Europea. A la espera de un remedio-milagro que libere la presión que ejerce el temor constante de una ruptura de la moneda única, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete están convocados los próximos 28 y 29 de junio en Bruselas para dar un golpe de timón a la situación actual y dar un paso de gigante hacia la unión económica y monetaria y la unión bancaria.
Si no hay acuerdo en esa cita -y de ello depende sobre todo la posición de la canciller alemana, Angela Merkel- la incertidumbre será total y no hay peor receta para la falta de crecimiento que la inseguridad. En este marco, el único que está en disposición de actuar para relajar la situación es el Banco Central Europeo, que ha asegurado que va a ayudar a los bancos con más liquidez, posiblemente inundando el mercado con liquidez ilimitada como ya se hizo el 11-S o incluso con la caída de Lehman Brother, el lunes mismo después de los comicios.

La pasada semana el presidente del BCE, Mario Draghi, dijo en una conferencia que "el Eurosistema va a seguir proporcionando liquidez a los bancos solventes donde sea necesario". En los mercados europeos circularon rumores de una acción coordinada de los principales bancos centrales para inyectar liquidez en el mercado, según el resultado de las elecciones del domingo en Grecia.

"El BCE tiene una función crucial en proporcionar liquidez a bancos de contrapartida sanos a cambio de las garantías adecuadas. Esto es lo que hemos hecho a lo largo de la crisis, fieles a nuestro mandato de mantener la estabilidad de precios a medio plazo, y esto es lo que continuaremos haciendo", aseguró Draghi.
Plan Marshall
Por otra parte, este domingo se ha conocido que el presidente francés, François Hollande, solicitará a sus socios de la Unión Europea que apruebe un paquete de estímulo económico de unos 120.000 millones de euros, a cambio de aceptar la negativa de la canciller alemana a los eurobonos, al menos de momento.

En un documento que recoge las propuestas que presentará Hollande de forma oficial en la cumbre de finales de junio desvelada por el semanario francés 'Journal du Dimanche', el Gobierno francés defiende al impulso del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y de los fondos estructurales europeos para acometer proyectos de infraestructuras, en la línea de lo defendido por la Comisión Europea.
 
Hollande, que acepta en el documento titulado 'Pacto para el crecimiento europeo' aplazar mutualizar la deuda de la eurozona  a los próximos diez años, abogará además por un impuesto a las transacciones financieras -tasa 'Tobin'- y por medidas para la creación de empleo. El nuevo 'Plan Marshall' contempla hasta 55.000 millones de euros en fondos europeos para el desarrollo que todavía no han sido utilizados, unos 4.500 millones en fondos para acometer proyectos de infraestructuras y un máximo de 70.000 millones de euros en inversiones que se canalizarían a través del BEI.

Estas propuestas de Hollande tendrían de su parte al primer ministro italiano, Mario Monti y al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, pero queda por ver si Merkel sabrá ver la oportunidad o continúa enrocada en la austeridad y en la disciplina fiscal como el modelo único de salvamento europeo.

Escenario griego
Pero el nuevo escenario griego, lleva a pensar que, si finalmente se consigue un gobierno estable, éste querrá renegociar el memorandum de entendimiento con sus acreedores para aligerar los recortes y ajustes impuestos a cambio del rescate.

En este caso, Europa y el FMI pueden negarse a renegociar y poner fin a sus pagos a Grecia, lo que abocaría a la quiebra a Atenas el 20 de julio. En este escenario más pesimista, el Ejecutivo heleno se vería abocado a volver al dracma para poder pagar a los empleados y las cuentas del Estado y dejaría al resto de sus socios en una incertidumbre difícil de gestionar, con España e Italia en primera línea de fuego de los especuladores.  

La otra opción es que Europa se comprometa a negociar y continúe durante ese tiempo pagando, ante el temor de una ruptura drástica. Esa agonía volvería a crear incertidumbre en los mercados, y se mantendría la aversión al riesgo que está poniendo en el precipicio a las economías periféricas.


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