Juicio en la Audiencia Provincial
Los procesados por el incendio de Guadalajara se declaran "inocentes"
lunes 02 de julio de 2012, 13:23h
La Audiencia Provincial de Guadalajara celebra desde este lunes el juicio por el incendio ocurrido en la Riba de Saelices en 2005 y que acabó con la vida de once personas. Los tres procesados en la causa, M.H.S., J.J.J.C. e I.K., han comenzado ya a prestar declaración en un juicio que se presume doloroso para las familias de las víctimas que perecieron mientras trabajaban en las tareas de extinción del fuego.
Los tres acusados de originar el incendio en
la Riba de Saelices (Guadalajara) en 2005 que acabó con la vida de 11 operarios que
trabajaban en su extinción han asegurado en el juicio que se celebra
contra ellos desde este lunes no ser responsables del origen de las
llamas, y han negado que las mismas se originaran en la barbacoa que
estaban manipulando, tal y como asegura el escrito de acusaciones de la
Fiscalía.
El primero de los acusados en declarar, M.H.S., se ha declarado
inocente y ha aseverado no tener "responsabilidad" alguna en el
incendio, y ha cuestionado las pruebas periciales realizadas,
insistiendo en que el fuego "no se originó en la barbacoa".
En su declaración, el acusado ha asegurado a preguntas de su
defensa que ni provocó ni previó que se pudiera producir el fuego, y que
mientras estaba manipulando la barbacoa se originaron las llamas detrás
de él, "probablemente provocadas por un cristal".
El acusado ha aseverado que no fue imprudente a la hora de hacer
el fuego y que tomó "todas las medidas correctas" para evitar un
incendio.
Por su parte, otro de los acusados, J.J.C, ha ratificado la
declaración de M.H., y ha incidido en que el origen de las llamas fueron
unos rastrojos cercanos al lugar donde estaban realizando la barbacoa.
El tercero de los acusados, J.K., --que ha testificado en alemán,
su lengua natal--, ha precisado que el encargado de hacer y vigilar la
barbacoa era M.H.C., quien estuvo vigilándola "en todo momento".
La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha pide para cada uno de los
acusados siete años de cárcel y una indemnización de 13,9 millones de euros. La
Fiscalía, por su parte, demanda dos años y una multa de 3.600 euros mientras
que la acusación particular de los familiares de los fallecidos pide tres años
de prisión y 73.000 euros de multa a cada uno de ellos por imprudencia.
"Fue una total irresponsabilidad"
Por su parte, uno de los testigos llamados a declarar, un guarda
de la cueva de los Casares que operaba por la zona, ha calificado de
"total irresponsabilidad" hacer el fuego en esa zona, asegurando que
"hasta el más tonto del pueblo sabía que ese día no se podía hacer una
barbacoa" por las condiciones climatológicas de extremo calor y viento.
El guarda ha asegurado que advirtió "en numerosas ocasiones" a los
acusados que no hicieran fuego --algo que han negado los acusados--, y
ha insistido en que "cualquiera que conozca el campo un poco, sabe que
era una imprudencia hacer fuego".
La Fiscalía cree que no se tomaron precauciones
Según se desprende del escrito de
acusaciones el fiscal considera probado
que en la mañana del 16 de julio, los tres procesados acudieron junto con otras
seis personas a visitar la Cueva de los Casares con la intención de, tras la visita,
preparar en un merendero una comida de carne a la brasa utilizando las
barbacoas instaladas en el paraje.
Para encender el fuego, el procesado M.H.S. recogió leña y utilizó dos
de las barbacoas del merendero, en las que encendió fuego utilizando papeles,
pasto seco, leña y piñas secas, en lo que le ayudaron los otros dos procesados,
según la versión del Ministerio Fiscal.
La Fiscalía asegura que no se adoptaron las medidas elementales de
precaución, y que durante la preparación de la comida carecían de un recipiente
con agua para humedecer el terreno contiguo, tierra para apagar un posible
fuego, y no se vigiló de forma rigurosa la hoguera.
Dicho riesgo, según el fiscal, se hizo patente cuando una primera brasa
cayó al suelo, siendo apagada por los procesados, pese a lo cual descuidaron el
fuego, por lo que a las 14.40 horas, una brasa cayó sobre hierba seca que actuó
como combustible, favoreciendo la propagación del fuego hacia las zonas de
vegetación.
Durante la evolución del fuego, que fue controlado el 21 de julio y
extinguido el dos de agosto de 2005, fallecieron 11 operarios del retén de
extinción y se vieron afectados 11 términos municipales.
Según la Fiscalía, se ha calculado que la superficie carbonizada por el incendio
fue de 12.874 hectáreas.
Como consecuencia del incendio, el fiscal destaca la eliminación de
cubierta vegetal, destrucción de poblaciones de especies animales y vegetales,
alteración de la textura del suelo, pérdida de elementos bióticos e incremento
de la erosión.