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Cuidado con los caudillos de Opereta

Cuidado con los caudillos de Opereta

domingo 12 de agosto de 2012, 23:06h
Desconfío por principio de todos los profetas que quieren salvarme de mí mismo porque han tenido una revelación. Sean las damas del Ejército de Salvación condenando la cerveza o el Camarada Gonzalo con una indigestión de Marx. No digamos si es después de un ayuno prolongado en el desierto, haber estado subrayando a Proudhon sin entender nada o flipando con una zarza ardiente.
 
Cuando esos profetas nos comunican sus verdades revolucionarias redactando Mein Kampf en la cárcel de Landsberg, el Libro Verde de Gadafi con su democracia directa de comités populares de base, el Rojo de Mao, los Principios Fundamentales del Movimiento, el Pensamiento Gonzalo, la teoría Juche de Kim Jong-Il o cualquier otra verdad revelada me pongo a temblar. Si quieren pasar a la Historia, subir a los altares, y guiar al Pueblo Prometido asaltando supermercados mientras gritan consignas simplistas con un megáfono huyo en la dirección contraria. Pero hago un diagnóstico muy claro del Gurú, Caudillo, Führer, Conducator, Duce o Camarada Presidente; delirio narcisista de la personalidad abonado con un intragable culto a la personalidad y los desvaríos erotómanos de un poder que les "pone", hasta el punto de negarse a abandonar nunca el trono ni la vara, porque se creen insustituibles. Stalin, 31 años en el poder. Gadafi, 42 años. Mussolini, 21 años. Mao, 33 años. Kim Il-Sung, 24 años. Fidel Castro ¿50 años?. Francisco Franco, 39 años, Los Fabra en Castellón, ni se sabe. 

Sánchez Gordillo en Marinaleda, 30 años. Cuidado; a los caudillos de opereta los carga el diablo.Y casi tanto como los líderes de Duracell y Viagra me preocupan las justificaciones que he leído del asalto a los supermercados; que si el estado roba más y mejor, que si los bancos, que si el expolio oficial e institucionalizado, tal y cual. Como si criticar un sin-pa agrediendo a las empleadas del súper como acto revolucionario implicara el respaldo a las preferentes de los Bancos, a los desahucios por impago de hipotecas o a la incautación forzosa de una paga extra. Pues no. Todo eso es muy criticable. Las tomas violentas del poder o de los Tetrabrik acaban siempre igual; justificando la violencia como acto revolucionario; sea la Marcha sobre Roma de Mussolini en 1922, el Putsch de Munich de Hitler en 1923 (ya había incluido las siglas de socialistas y trabajadores en las de la NSDAP), la Falange en el 36 (sí, también se decía revolucionaria y social) o los atentados terroristas de los años 60 y 70 en Europa Occidental.

Claro, había intelectuales, mucha prensa y casi todos los países europeos que justificaban los asesinatos cometidos por ETA contra los trabajadores de las fuerzas de seguridad del Estado porque el Estado Franquista fusilaba más y mejor. Curiosa ética. De un nivel lógico-intelectual de "él empezó primero" o "y tú más". Ya sabemos el monstruo que se creó con esas justificaciones de la violencia, incluyendo cientos de asesinatos y las expropiaciones populares en forma de impuesto revolucionario. Y ahora hay teóricos postulando que Sánchez Gordillo tiene razón porque otros roban más, señorita, o empezaron antes. Paren, que me bajo.
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