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Historias ejemplares

Los otros emprendedores: Dagoberto 'El Berraco'

domingo 26 de agosto de 2012, 20:00h
En Colombia, berraco, con be, es un calificativo para designar a personas luchadoras, capaces de sacar adelante los más diversos proyectos. Dagoberto Castillo es uno de ellos.
En una zona difícil del departamento de Bolívar (Colombia) entre Cartagena de Indias y Barranquilla hay un asentamiento urbano en el municipio de Santa Catalina, apenas unos cientos de personas en la desembocadura del Río Totumo, aliviadero grande de la Ciénaga el Totumo, una zona lacustre de unas diez hectáreas que recoge las lluvias de las montañas colindantes.

El pueblo da al oeste con el río y al noreste con el mar. Sus habitantes se ganan la vida con la pesca y, desde que se construyera la vía rápida de la costa que pasa rasando el pueblo, con pequeños chamizos en los que se vende fruta, bebidas refrescantes, sancocho de pescado, arroz de coco y unos patacones espectaculares de los que ya sabía por haber probado los de Mariana Cortina, una gran mujer que prepara los mejores del mundo. Hay también una gasolinera y un taller para reparaciones menores. La vida está llena de amabilidad ya que no de recursos.

En 1993 Dagoberto comenzó a desarrollar una atracción turística: un volcán de lodoterapia. Se trata de un diapiro, una brecha geológica a tres kilómetros bajo tierra. La falla tectónica que permite el proceso de halocinesis o ascensión de una roca poco densa y altamente plástica, tiene 260 millones de años.

Suelen aparecer en bañeras a ras de suelo, como los géiseres y termas naturales, pero hay excepciones como esta de Colombia que al eclosionar levantaron el terreno en un cráter lleno de lodo, de ahí que se lo denomine volcán. Su descubridor como atracción turística fue Dagoberto Castillo, un hombre sereno, trabajador y generoso que tuvo una visión y la compartió con su comunidad.

El lodo es beneficioso para la piel: yo padezco psoriasis y las manchas se me blanquearon. Su composición química es Agua, Sílice, Aluminio, Magnesio, Sales, Calcio, Azufre y más de 2000 elementos que actúan sobre acné, ulceraciones, reumatismo y artritis.

Lo interesante, más allá de la atracción, es el proceso empresarial. Dagoberto pensó en el interés turístico en 1993. Sus coterráneos le llamaban loco: cómo va nadie a querer bañarse en aquel barro borboteante, pero él mandó analizar el lodo.

Empezó solo y la ascensión hasta el cráter no era fácil. Primero colocó una maroma anudada por la que se ascendía, pero la cuerda resbalaba y complicaba el ascenso. Construyó entonces unos escalones sobre la loma, mínimos bancales que tampoco resistían.

Finalmente, Dagoberto y un primo que creyó en él construyeron en madera dos escaleras abarandadas para el ascenso y el descenso. Entibaron el cráter, aprendieron que el agua pesa menos que el lodo y construyeron bocanas para desaguarlo cuando las tormentas. Parapetaron el contorno para evitar accidentes y allí, mientras el visitante espera que el barro seque para obtener sus beneficios, uno contempla la hermosa laguna y las especies volátiles: guacamayas, mariamulatas, garzuelas, gallinazos o zopilotes (coragips atratus), vencejos dorados.

Dagoberto organizó la atracción y la dotó de sentido. Llegaron más turistas, autocares, periodistas que contaron la cosa y el negocio creció. Dagoberto invitó a una cincuentena de habitantes a unirse a la ASOTRAVOLTOPUEN, Asociación de Trabajadores del Volcán Totumo de Pueblo Nuevo. Allí se reúnen los masajistas del cráter que masajean espalda, cervicales y extremidades; las bañadoras que en la laguna se encargan de limpiar al turista con agua en totumas, una especie de bol natural del árbol totumo; los guías que se encargan de acompañarte, cuidar tus pertenencias, hacerte fotos y, por supuesto, los hosteleros de la zona -quioscos de bajareque, hechos con palos de caña entretejidos con barro- que preparan sancocho de pescado o expenden cerveza y jugos de frutas de sabores inimaginables. Últimamente también empiezan a aparecer pequeños artesanos que venden artesanía relacionadas con el volcán. Para pertenecer a la asociación hay que cumplir dos requisitos fundamentales, primero ser natural y habitante de Pueblo Nuevo y segundo ser presentado por dos asociados y aprobado por mayoría cualificada en junta general.

Regreso solo y pensativo. Necesitamos toda la berraquera española capaz de darnos el empuje necesario para volver a volar alto y con ganas, necesitamos Dagobertos, Manolos, Anas o Pilarines capaces de emprender.


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