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Pésimo encierro de Sorando, con Mora y Teruel voluntariosos

Feria de Colmenar: ¡Corrida en puntas! pero sin casta y oreja para un intenso Fandiño

lunes 27 de agosto de 2012, 23:25h
Toros de ROMÁN SORANDO (el cuarto, sobrero, tras ser devuelto por inválido el que abrió festejo y correrse turno), desiguales de presentación, con 2º y 6º justos de trapío; descastados, nobles y flojos, con 1º y 2º inválidos. Todos en puntas. IVÁN FANDIÑO: ovación y saludos; oreja. DAVID MORA: ovación; silencio. ÁNGEL TERUEL: palmas; ovación. Plaza de Colmenar Viejo, 27 de agosto, 3ª de Feria, un cuarto de entrada.
La religión laica del toreo también tiene sus milagros en estos tiempos en que boquea hacia el final de su recorrido histórico, y no por culpa de los 'carodesroviras' ni los 'bildus', quia. Por la de los que deberían defenderla: los profesionales. Por ejemplo, el de este lunes en la otrora plaza torista y exigente de Colmenar Viejo ´demudada en vulgarísima, gracias a ellos, a los taurinos, donde se lidió una inusualmente corrida íntegra de pitones y olé.

Un detalle utópico y ucrónico actualmente en que el afeitado campa -con la anuencia y complicidad de las autoridades- por do quiera que se celebren festejos, salvo escasísimas excepciones. Claro que ahí acabó la utopía y la ucronía. Porque el resto fue casi de electroencefalograma plano, con unos bicornes con menos sangre brava que una procesión de hormigas noruegas y un presidente que los mantuvo en el ruedo pese a las protestas.

O sea, también excepto algunos detalles, una petardeante mediocridad de esta Fiesta posmoderna y ayuna de la emoción del toro/toro fiero, con poder y encastado también. Eso sí, nos salvó la intensidad de un Iván Fandiño frente al cuarto, con un punto de codicia que prendió en la flámula con ortodoxia y sapiencia por ambos pitones, sometiéndolo poco a poco, aunque falta de ligazón. Lo que había intentado en el que abrió función, pero que por su flojera -la del burel, se entiende- anduvo más tiempo hocicando la arena que embistiendo.

Algún efluvio de clase

Su compañero David Mora, quien como él, ha escalado a lo alto del escalafón por méritos y percances propios sin la ayuda de los despachos y/o los ponedores que manejan la Fiesta, pretendió también el triunfo. Pero, misión imposible, se estrelló ante la condición inválida del segundo -que observó toda la parroquia asistente menos el usía- y ante el grado máximo de descastamiento del otro, por lo que sólo cascabeleó algún efluvio de la clase que atesora.

Quizás Mora y/o Fandiño habrían sacado algo más en claro del tercero, de embestida incierta -aunque noble- y desparramada, que necesitaba una porción mayor de solidez que la que le ofreció Ángel Teruel, posiblemente aún influido por la gravísima cornada en la cara del mes de abril. La voluntad por agradar del madrileño, que merece nuevos paseíllos, también se estrelló ante la catadura similar del sexto. En definitiva, un milagro, una oreja y una frase rotunda de Faustino Herranz 'El Rosco', portavoz del tendido 7 de Las Ventas: "¡qué asco de ganadería!" Y olé. 
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