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Crónica del concierto

Jack White reclama el cetro del rock del siglo XXI en Madrid

Jack White reclama el cetro del rock del siglo XXI en Madrid

domingo 02 de septiembre de 2012, 12:18h
La expectación era la de las grandes citas, todas las entradas vendidas, colas a las ocho de la tarde y los bares de la zona haciendo el agosto el 1 de septiembre. No en vano el que se iba a subir al escenario de La Riviera era uno de los artistas fundamentales de lo que llevamos de siglo, ya sea al frente de los White Stripes, los Raconteurs, Dead Weather o en solitario, Jack White ha demostrado que su música se puede codear con los grandes de siempre  con la misma facilidad  con la que el propio músico lo hace cuando toca con Jimmy Page o Pete Townsend. Bastaron los primeros acordes de 'Sixteen saltines' para comprobar que el concierto de la Riviera iba a responder a semejante expectación.
Rodeado de unos músicos que derrochaban entusiasmo, con especial atención a un batería que no la tocaba sino que la golpeaba salvajemente, White derrochó carisma sobre el escenario. Tras el single de presentación de 'Blunderbuss', su primer disco en solitario, sonó 'Dead leaves and the dirty ground' primera canción del disco que le catapultó a la fama, el 'White Blood Cells' de los White Stripes. Aquel dúo de guitarra y batería que demostró, por enésima vez, que el rock no estaba muerto que estaba de parranda. Básicamente como la que se montó en la Riviera.

White, como alumno aventajado, bebe de todas las fuentes posibles, blues, rockabilly, country o folk para conseguir una mezcla con su sello. Uno de los mejores momentos del concierto llegó con otro clásico de los White Stripes, 'Hotel Yorba', seguida de una de sus canciones en solitario 'Hip (Eponymous) Poor Boy' que interpretó con una guitarra acústica que parecía haber pertenecido a Robert Johnson. Luego 'Steady as she goes' puso una sonrisa de oreja a oreja a los que piensan que los Raconteurs son los grandes tapados en la discografía de White. Pero también hubo tiempo para incluir alguna rareza como el 'Two against one', su colaboración en el disco 'Rome' de Daniele Luppi y Danger Mouse.

Si durante todo el concierto White demostró el porqué es considerado uno de los mejores guitarristas de la actualidad también tuvo tiempo de demostrar su pericia con el piano en 'Trash tongue talker'. El sonido no fue el mejor, a veces no se apreciaban bien todos los instrumentos, pero poco importaba cuando sonaba un 'The hardest button to button' a un volumen capaz de hacernos olvidar a Meg White.

Tras apenas 50 minutos de concierto hubo un primer parón antes de la traca final. 'My doorbell' del 'Get behind me Satan' comenzó las hostilidades que llegaron a su fin con la invasión final del 'Seven nation army' y su archiconocido riff. Antes hubo tiempo para las delicadezas de 'We´re going to be friends' o 'Carolina drama'. Para cuando Jack White se despidió del escenario, todos los presentes en La Riviera sabían que habían presenciado a uno de los grandes en plena forma, algo de lo que podrán alardear ante los nietos.
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