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La columna de G. Lendoiro: 'Vamos a distribuir mejor la riqueza (te vamos a seguir atracando)'

La columna de G. Lendoiro: "Vamos a distribuir mejor la riqueza (te vamos a seguir atracando)"

lunes 10 de septiembre de 2012, 12:10h

Un ejemplo real. Una persona busca vuelo en internet para viajar a Nueva York. Tiene 5 días para encontrar la mejor tarifa. Después de comparar varias webs encuentra una de unos 800 euros ida y vuelta aunque con una escala de 5 horas y unos horarios intempestivos que harán que cuando aterrice esté agotado. Otra persona tiene que viajar en las mismas fechas y hace lo mismo, buscar vuelo. Pero, a diferencia del primero, escoge el vuelo en función de sus necesidades horarias y, por supuesto, sin escalas. Su vuelo sale por 3900 euros.

Las diferencias entre ambos pasajes son evidentes. Y las comodidades, también. Mientras el primero llegará puteadísimo por las incomodidades de viajar un montón de horas sentado, amén de estar en un aeropuerto haciendo escala, el segundo llegará a Barajas, irá a una sala VIP, subirá al avión, cenará estupendamente y, como va en primera, dormirá en una cama, más que probablemente, como un bebé. Y otra sublime diferencia: con lo que ha pagado el segundo, el primero podría hacer cuatro viajes.

Si el primero ve por un agujero que el segundo va la mar de cómodo es muy humano que diga frases tipo: ¡qué cabrón, qué hijo de puta mira cómo va de cómodo! Es humano, digo, pero no tiene razón porque, sencillamente él ha pagado cuatro veces menos. ¿Injusticia? No lo creo. Injusto sería si pagasen lo mismo y viajasen en condiciones desiguales. Pero cuidado, imaginen que alguien iluminado de la compañía decide que el señor que ha pagado 3900 euros por su billete no es solidario con el resto del pasaje y es obligado a compartir su butaca con algunos pasajeros de turista porque consideran insolidario que uno viaje cómodo y los demás, no. Y para justificar ese acto se le denomina distribución de la riqueza.

Injusto es que dos personas tengan diferentes oportunidades de educación por haber nacido en familia pobre o familia rica. Más que nada porque lo justo tiene que ser premiar el esfuerzo y el talento y no el bolsillo de manera que un zote con pasta no tenga más (sino menos) oportunidades laborales que un humilde hijo de obrero con inteligencia y aptitudes brillantes. Pero habiendo una enseñanza pública (y en España eso existe) la carrera empieza ahí y el que llegue antes a la meta es el que gana. Y cuando pasamos a la universidad, lo mismo. Y no digamos a la hora de trabajar y empezar a ganar dinero. Injusto es que en algunas comunidades autónomas las vacunas de los niños cuesten dinero (en Andalucía, casualmente del PSOE y en Madrid gratis cuando quién gobierna es el PP) y muchos padres sin recursos se vean obligados a no poder ponérselas (que además debería ser delito que no se financiase algo tan básico). Injusto es que unos niños no tengan comedor gratuito cuando sus padres están sin empleo ni ayudas. Injusto es que dejen de ayudar a las personas con problemas reales que han superado con creces el umbral de la pobreza. Todo eso sí es injusto. Pero no es injusto que un señor se pueda pagar su billete de 4 mil pavos y vaya cómodo mientras otro va con los riñones fuera por haber pagado 800.

Firme defensora de pagar impuestos. Y, además, por renta. Pero con unos límites, hasta un 50% de los ingresos (y ya me parece). Las medidas de Hollande, que a buen seguro se aplaudirán desde la izquierda más izquierda de este país, son peligrosas. Porque que no le quepa a nadie la más mínima duda. Cuando hablan de ricos no se refieren a los ricos de verdad, esos tienen su dinero guardado a buen recaudo, se refieren la parte alta de la pi´ramide de la clase media. Esa clase que es la que de verdad sigue consumiendo y generando así riqueza, la riqueza que se necesita para sustentar el estado de bienestar (¿o todavía alguien se cree que la sanidad y la educación es gratis de verdad?) Si a las clases que más dinero ponen en circulación en el consumo se ven apretadas con un 75% de IRPF entonces, ¿quién consume?, ¿quién seguirá generando empleo? Es decir, desvestimos para vestir a otro y ahora seguimos igual de mal pero, eso sí, nos hemos creído muy solidarios porque hemos redistribuido la riqueza. Gran idea, sí señor. La redistribución de la riqueza entonces consiste en que un señor se mata a trabajar en dos trabajos porque han venido dos hijos más de lo esperado y entonces gana más de lo previsto y se le retiene el 75% en lugar de un 21%? Entonces, ¿de qué sirve su esfuerzo? ¿Para qué voy a trabajar más si cuánto más trabajo menos dinero gano? O, lo peor que nos puede suceder: cobrar en negro. Más todavía.

¿Le quitamos el vuelo al segundo ejemplo y lo repartimos entre cuatro personas y así redistribuimos la riqueza? Eso es lo que parece que buscan. Y eso no es justo porque puede que el que paga el vuelo en primera a lo mejor se ha tirado 5 años de su vida estudiando una oposición a registrador y el primero dejó los estudios para ganar más pasta poniendo ladrillos. Si eso sucedió así, ¿quién tiene la culpa? Ah claro, se me olvidaba, la tiene Aznar. Cada vez que escucho esas frases me acuerdo de mi profesor universitario, catedrático de pensamiento político y su frase: ¿Te has preguntado por qué el de enfrente saca mejores notas que tú? A lo mejor es porque le echa más horas de estudio. ¿No?

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