Cataluña dirá ¡basta!

La Diada de mañana en Cataluña tendrá diversas lecturas. Para unos, la manifestación de la tarde habrá sido un clamor independentista, para otros, un fracaso porque "sólo" habrá movilizado a un 10 ó un 20 ó 25 por ciento de la población catalana. En cualquier caso, será una riada humana con estética y polifonía de voces distintas pero con un mismo clamor: "basta" ("jan'hi ha prou").

Para una mayoría amplia ese "basta" reclamará la independencia. Para otros muchos, solapándose con la anterior, la reivindicación será un mejor trato fiscal, léase pacto fiscal en forma de concierto económico. Otros saldrán a la calle para decir basta ya a los recortes de uno u otro gobierno. O contra la casta política y los banqueros.

Pero habrá una coincidencia en que las cosas no pueden continuar igual. Que se ha acabado recurrir a Cataluña como argumento electoral en las Españas, que no se aceptan más humillaciones de barones extremeños, gallegos o riojanos que engañan a sabiendas: "nosotros pagamos, Cataluña pide". ¿??? Durante años se taparon los ojos a la solidaridad catalana al resto de la España más deprimida, ¡pero que ahora encima se llame a Cataluña pedigüeña! Lo han dicho la vicepresidenta Joana Ortega y el conseller Puig: cada insulto hace crecer el número de independentistas. 

Tampoco es de recibo que un coronel llame a la asonada militar y nadie le reprenda. ¡Barra libre contra los catalanes! O que se presente a la Generalitat como un modelo de despilfarro que consume el presupuesto en embajadas, televisión y fomento del catalán y olvidando que los servicios públicos de sanidad y enseñanza corren de su cargo. 

La manifestación se convoca bajo el lema "Cataluña, próximo estado de Europa" pero tras esta consigna de la Assemblea Nacional Catalana desfilarán catalanes de a pie, sin afiliación, con banderas, pancartas y gritos variados, partidos que quieren hacer oír su voz para sus propios intereses, y gente en general que está cansada de pagar los AVE, las autopistas gratis total, los aeropuertos sin aviones, las obras públicas de la megalomanía, el agujero de Bankia y de las cajas politizadas, mientras se ahoga financieramente a Cataluña, se la insulta públicamente y se la pone al pie de los caballos de la intervención.

Lo de mañana va a ser la manifestación de un cabreo general. Nunca el divorcio Cataluña-España se había manifestado con tanta rotundidad y lo peor es que quien tendría que analizarlo y obrar en consecuencia no parece estar por la labor, calla y se esconde. No es baldío que la protesta se exprese en vísperas del 20-S, la reunión Rajoy-Mas en la que el presidente le dará un golpecito en la espalda al president con aquello de que "esto del pacto fiscal me lo estudiaré, pero ahora no toca" al puro estilo pujolista.

Las redes sociales hierven. Aprecio ganas de manifestarse en gente que nunca había ido a una marcha política, ni siquiera la multitudinaria del 10 de julio de 2010 contra la sentencia del Estatut. Seremos cientos de miles, seguro.

Habrá otros cientos de miles de catalanes que se quedarán en casa conscientemente. Porque no les va las manifestaciones, porque la Diada no la sienten como suya o porque ya están contentos estando como estamos. Su postura es igualmente respetable.

Españoles todos: No se tomen a broma la Diada porque no será ningún circo ni ningún sainete. Tampoco clamen al cielo contra la revuelta independentista. Y no se alarman si algún imbécil comete algún acto incívico. Tomemos nota y veamos todos cómo salir del atolladero en que nos hemos metido unos y otros. El mundo entero está pendiente de este 11 de Setiembre. Sepamos administrarlo dando un buen ejemplo. Unos, con una marcha cívica, pacífica y democrática. Otros, sin provocaciones y sabiendo extraer conclusiones.

Nada podrá ser igual el día 12.

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