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Puño de hierro, guante de seda

Puño de hierro, guante de seda

miércoles 03 de octubre de 2012, 17:57h
No pierdan de vista a Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid. Mi intuición me dice que la señora Cifuentes tiene un brillante futuro político en el PP. Quienes la conocen aseguran que Cristina Cifuentes es de natural amable pero que detrás de la sonrisa es dura como el pedernal. Desde luego a Cifuentes no le tiembla la mano a la hora de dirigir a las fuerzas de seguridad. El 25-S no se anduvo con chiquitas. Además, tiene un grupo de "palmeros" en los medios de comunicación que aplauden cuanto hace.

   Pero ya digo que Cristina Cifuentes nos va a dar muchas sorpresas, como sus últimas declaraciones apuntando que debería de "reformarse" la Ley que contempla el derecho de manifestación. Yo ya me he puesto a temblar. Dice Cifuentes que en Madrid hay miles de manifestaciones y que muchas de ellas interrumpen el tráfico y la normalidad de la ciudad y que acaso habría que regular que las manifestaciones no molesten a los ciudadanos.

   Como sé que la señora Cifuentes es inteligente no le recordaré que con la ley actual dispone de los instrumentos necesarios para conciliar el derecho de manifestación y que las autoridades puedan prohibir o modificar por donde transcurre una manifestación cuando las circunstancias así lo requieran. Además, como ella bien sabe, con la Constitución en la mano tiene poco margen para intentar acotar o menguar el derecho de manifestación. Lo que no tiene sentido es querer que se hagan manifestaciones en lugares y horas donde pasen inadvertidas. Porque el derecho a manifestarse es parte de los contrapoderes que existen en las democracias y por tanto es un instrumento irrenunciable.

   Evidentemente, Cristina Cifuentes sabe cómo vender su polémica propuesta, lo hace suavemente, insinuando que se trata de que los ciudadanos no tengan que sufrir molestias y que se racionalice el uso del espacio público.

   No es difícil suponer que con la que está cayendo, es decir con el creciente disgusto de los ciudadanos por la forma en que el Gobierno gestiona la crisis, no solo el otoño vaya a ser caliente, también el invierno, la primavera y si me apuran el próximo verano. Y para prever ese futuro incierto seguramente la señora Cifuentes quiere tener las riendas bien sujetas en la mano para impedir que las manifestaciones amarguen la vida al Gobierno. ¿Soy mal pensada?

   También creo que además de esta posible razón, hay un convencimiento ideológico, porque, no nos engañemos, los populares nunca se han sentido a gusto con que se ejerza con tanta libertad el derecho de manifestación y eso que en la legislatura anterior el PP hizo uso de ese derecho día sí y día no.

   Dirán ustedes que no hay que exagerar, que las palabras de la señora Cifuentes solo son una reflexión, una simple propuesta. Pero me parece a mí que Cristina Cifuentes es de las que tienen puño de hierro en guantes de seda, por eso le auguro un brillante porvenir político en su partido, el PP.
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