'Frankenweenie': Recuperando el pulso gracias a ideas pasadas

En 1984 el joven Tim Burton sorprendió a mucha gente con un corto en el que homenajeaba 'Frankenstein', llevándolo a uno de esos barrios residenciales tan de su cine y convirtiendo a Victor Frankenstein en un niño y a su criatura en su perro Sparky. Casi 30 años después retoma la idea y la convierte en un largo de animación. Lo mejor es que todo lo bueno sigue allí, sus homenajes al cine de terror y de mostruos, la ironía, el gusto por lo diferente, lo malo es eso mismo, que todo lo bueno ya estaba allí. No hay en 'Frankenweenie' la película nada que mejore el corto original y tampoco que lo desmejore. Su mejor aportación son sus propios autohomenajes a referencias que le son queridas como el gran Vincent Price, Christopher Lee o Godzilla.

 La verdad es que en 'Frankenweenie' ya se veía al director de 'Ed Wood' y, sobre todo, al de 'Eduardo Manostijeras', alguien transgresor, cálido y divertido. En el 'Frankenweenie' película volvemos a encontrar a ese mismo director, pero casi treinta años después es para echar de menos aquellas grandes películas. 

De todas formas los seguidores se volverán a encontrar con el mundo 'bartoniano' de entonces, los neófitos verán una película encantadora y los niños se lo pasarán bomba. Pero la pregunta seguirá siendo la misma que tras 'Sombras tenebrosas', 'Alicia en el País de las Maravillas', 'Sweeney Todd' o 'Charlie y la fábrica de chocolate' ¿se le habrán acabado las ideas a Tim Burton?

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