Noviembre, mes 'horribilis' para los medios de comunicación españoles

El diario El País, el más importante e influyente de la nación, vive momentos de auténtica angustia y próximamente deberá completar un ERE que afectará a ciento cuarenta trabajadores, entre ellos algunos de los redactores más emblemáticos del periódico. La redacción, soliviantada contra el presidente del diario, Juan Luis Cebrián, y contra el director, Javier Moreno, realiza cada día actos de protesta, como ponerse en pie a la llegada de Moreno, dejar de firmar los artículos, distribuir cartas por los quioscos de prensa, etc. En la actualidad, se negocia un ERE con una indemnización de veinticinco días, pero ese pago podría mejorar algo, creen en el comité de empresa. La solución, en todo caso, el próximo 8 de noviembre. Dentro de una semana.
 
También en El Mundo se habla de un nuevo ERE que afectaría a ciento cuarenta trabajadores. Responsables del periódico de Unedisa, urgidos por la propiedad italiana, han mantenido contactos con directivos de ABC con la vista puesta en una posible fusión de ambas cabeceras, aunque por el momento sin resultado, porque ¿cuál sería el nombre del periódico fusionado?¿quién lo dirigiría y quién lo controlaría editorialmente?. También en ABC se estudió la fusión con La Razón, de Planeta, igualmente hasta ahora sin consecuencias visibles, lo mismo que con las respectivas radios de Vocento y del 'holding' de Lara, ABC Punto Radio y Onda Cero, respectivamente. En el quinto diario nacional, La Gaceta de los Negocios, de Intereconomía, las cosas no parecen ir mucho mejor: continuos cambios de directores, reducciones de salarios -se acaba de hacer un ERE de ciento sesenta trabajadores--...todo ello, como consecuencia de una caída del sesenta por ciento en la publicidad.
 
Y es esa misma caída de publicidad -y el fin de las 'ayudas oficiales'-- la que condiciona los intentos de drástica reducción de plantilla de las televisiones autonómicas, como Canal 9 y, ahora, Telemadrid, sobre la que pesa la amenaza del cierre puro y duro o de un ERE que afectaría a 900 de los 1.200 trabajadores de la empresa, cuyo único accionista es la Comunidad de Madrid. El presidente de la CAM, Ignacio González, ya ha advertido de que esas parecen ser las dos únicas posibilidades, una vez que la venta o externalización -ahora permitidas por ley, tras la reforma del Consejo de Ministros del pasado 3 de agosto- parecen, en las actuales condiciones de crisis, una mera utopía. 

Un grupo de trabajo integrado por Deloitte y el bufete Cuatrecasas entregará a mediados de este mes un estudio de viabilidad de la televisión pública madrileña, en medio del pesimismo generalizado y de la máxima tensión entre la dirección y algunos representantes de los trabajadores: hace dos semanas, el director de TM3, José Antonio Sánchez, tuvo que salir de su despacho, en el gran edificio de la Ciudad de la Imagen, escoltado por la policía. El comité de empresa ha añadido leña al fuego pidiendo el fin de los contratos de las 'estrellas' y de los tertulianos... Muchas otras empresas periodísticas están imponiendo recortes de salarios, bajas incentivadas o despidos abaratados por la nueva normativa laboral. Y la tendencia se acentúa...
 
El clima de nerviosismo en un sector maltratado por la crisis y con necesidades de renovación drástica por la revolución tecnológica se extiende a los medios públicos: en la agencia Efe se está dando un nuevo ERE -voluntario, con jubilaciones anticipadas, unos ochenta periodistas en total hasta 2015- y en RTVE, los sindicatos denunciaron un presunto plan para despedir a más de mil de los seis mil trabajadores con que cuenta la plantilla, lo que fue desmentido por el nuevo presidente de la Casa, Leopoldo González Echenique. Pero el ambiente de inquietud no parece haber desaparecido de los pasillos del antiguo Ente, donde se denuncia el error del Gobierno anterior al haber hecho desaparecer la publicidad de la 'tele' pública por excelencia y hay voces que afirman que lo que el actual Gobierno desea es dejar 'en la mínima expresión' al antiguo Ente, mientras que la BBC británica cuenta, por ejemplo, con treinta mil trabajadores.
 
Proliferación digital
 
El panorama inestable se extiende también a la creciente prensa digital: los periódicos de papel encuentran su principal competencia, en estos tiempos de caída generalizada de las tiradas, en sus propios diarios en Internet, mientras que, por libre, surgen nuevos productos con ambición de convertirse en referente nacional casi cada mes: en los últimos tres meses, en lugar de producirse la concentración que, teóricamente, reclamaría el más mínimo sentido común, han ido apareciendo nuevos productos, algunos de ellos como consecuencia de disidencias internas en otros. Pero, con la vista puesta en el año próximo, los tradicionales anunciantes que sostienen a los pequeños y medianos diarios 'on line' vienen anunciando ya de manera casi unánime sensibles recortes en la 'tarta' publicitaria, de manera que incluso con los bajos costes de producción de algunos de estos diarios  --la plantilla de bastantes de ellos se compone de dos o tres personas--  la viabilidad no está garantizada; y eso que los que eran 'pequeños' periódicos en Internet están recogiendo, desde luego con condiciones laborales y salarios diferentes a lo que se acostumbraba, a bastantes náufragos, procedentes, sobre todo, de los medios de papel.
 
La coyuntura, como se ve, no puede ser más inestable, y el futuro, incluso el inmediato, anuncia importantes modificaciones en un sector que, casi como ningún otro, se ve forzado a una remodelación de mentalidades -algo que ni los propios periodistas ni sus asociaciones profesionales han hecho-- y de estructuras para poder sobrevivir;aunque ya, como señaló uno de los máximos responsables de la revista 'Newsweek', al anunciar que, tras ochenta años, cesaba la publicación en papel, nada será tan bueno como hasta ahora ha sido.