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Historias Ejemplares

Ignacio Barroso: un enoemprendedor con la vista puesta en China

Ignacio Barroso: un enoemprendedor con la vista puesta en China
jueves 15 de noviembre de 2012, 12:16h
Ignacio Barroso es un enoemprendedor de tomo y lomo. De la segunda generación. Su padre, procedente de Extremadura, siempre quiso invertir en vino. Y así, en 1984 compró un viñedo en Montiel, a doce kilómetros de Valdepeñas. De esta forma cambió su vida y la de su familia: trescientas hectáreas de viñedo, más otras cuatrocientas de cereal y aceituna convirtieron a La Bodega Real, constituida en 1989, en un negocio especial, porque los Barroso se empeñaron en hacer un vino de calidad en una zona en la que la tónica era muy otra.
Ignacio se aplicó al negocio de su padre desde muy temprano. Comenzaron con el tinto Vega Ibor, al que siguieron otras marcas. Comenzaron a exportar... y así, la historia clásica. Una historia de bastante éxito, que ha llegado a un momento difícil: "en los años setenta se consumían en España hasta setenta litros por habitante y año, y ahora andamos por diecisiete", nos dice Barroso, añadiendo que "este año está muy raro: no hay vino a granel, las granes cooperativas están secas de vino, la uva se paga un sesenta por ciento más cara que el año pasado y eso acabará repercutiendo en el consumidor y, claro, en las ventas", señala, en una rápida radiografía de la situación.

Así que, como ocurre en tantos otros sectores de la vida económica española, es mucho lo que depende de la exportación. La Bodega Real exporta más de la mitad de las ochocientas mil botellas que produce. Y, de esta manera, ha debido diversificar su actividad: en 2007, de la mano de Ignacio, introdujeron el ecoturismo, con un restaurante de calidad instalado en un cortijo manchego en el kilómetro 12'8 entre Valdepeñas y Cózar; una solución a la que han acudido otros enoemprendedores de la región, La Mancha, que aún no tiene una infraestructura enoturística como la que puedan poseer La Rioja o, incluso, Castilla y León.

Hoy, los Barroso tienen a una veintena de personas trabajando en la empresa. No se consideran unos líderes, como las bodegas gigantes de Carrión o Félix Solís, que saca al mercado cien millones de botellas anuales, pero sí se juzgan a sí mismos como unos productores de vino de calidad, y no hay más de siete u ocho en esta zona de Valdepeñas, en la que el vino juega un papel fundamental en la economía de la región. Hoy, la Bodega Real exporta a Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y... China. El gigante asiático que puede, si se sabe variar sus pautas de consumo, resolver los problemas de tantas empresas españolas. Claro que hay que conocer cómo exportar a China: "cuando vas allí, está todo por hacer, es una cultura nueva". Una cultura que ofrece muchas oportunidades y bastantes retos, que empresas pequeñas y medianas, como la de los Barroso, están empezando a aprovechar.
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