Ahora Depardieu será ruso, y todo por no querer pagar impuestos

Está claro que la libertad de opinión y de conciencia está por encima de todo. Por ello, respetamos que el actor francés Gérard Depardieu no esté a favor de la política fiscal de su gobierno. Pero de ahí a crear esta guerra absurda que lo único que consigue es que se haga más famoso por la polémica, hay un largo trecho.

Y es que el artista sigue empeñado en dejar su país y renunciar incluso a su nacionalidad tras la pataleta. De nada le sirve que el Consejo Constitucional francés haya dicho que no se puede imponer la alta tasa de 75% de presión fiscal para los ricos. Para él ya es tarde y se ha trasladado a la frontera belga y no se echa atrás: "Todo eso me da completamente igual. No cambia nada".

Pero lo peor de todo es el ridículo de que su voz haya llegado a Rusia y ahora el más que criticable presidente Vladimir Putin le apoye: el presidente de Rusia está encantado con esta publicidad gratuita de su país y pretende conceder la ciudadanía rusa al actor. "Él se considera europeo y ciudadano del mundo (...) Estoy seguro de que ahora no está atravesando un buen momento, pero esto acabará", apuntó Putin.

¿Hasta este punto ha llegado Depardieu para que un país como Rusia, con las libertades individuales y los derechos humanos en entredicho, le sirva de modelo? Hollande y su política de impuestos puede ser excesiva, pero... ¿merecía la pena montar este vodevil?