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"Canta ahora, comunista de mierda": y el mundo entero cantó

Procesados los asesinos de Víctor Jara: acabaron con su vida, pero no pudieron matar su voz

Procesados los asesinos de Víctor Jara: acabaron con su vida, pero no pudieron matar su voz

miércoles 09 de enero de 2013, 10:45h
Han tenido que pasar cuarenta años, pero ahora conocemos, por fin, los nombres y apellidos de los hijos de Belial, de los siete criminales que mutilaron y asesinaron al cantautor Víctor Jara en Chile en 1973. Dos de esas bestias eran tenientes del Ejército de Pinochet: Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez. Barrientos (quien adoptó la nacionalidad estadounidense) fue descubierto en Florida por un canal de televisión y ebrio de odio y de sangre, la 'bestia' negó haber conocido a Jara y de haber sido uno de los custodios de los prisioneros del Estadio Nacional de Chile.

La verdad es que nunca se supo con exactitud qué fue lo que le hicieron o qué vejaciones sufrió Víctor Jara. En el imaginario popular siempre quedó lo que muchos dijeron, y que confirmó el médico de Salvador Allende, quien acompañó al cantautor durante su tortura: los siete hijos de Belial que le torturaron le destrozaron los dedos a martillazos y le pusieron luego una guitarra entre las manos: "Canta ahora, comunista de mierda", le ordenaron. Y Jara tocó: no pudo hacerlo con los dedos, pero lo hizo con lo que ya eran prácticamente unos muñones.

Y hoy, 40 años después, ya tenemos, por fin, los nombres de los verdugos de Víctor Jara.

A Jara lo detuvieron los frenéticos verdugos del general Pinochet al día siguiente de que éste acabara a tiros con el régimen democrático de Salvador Allende. Encarcelado en el Estadio Chile, donde se consumaría una de las páginas criminales más espeluznantes de la historia del país, fue golpeado y torturado. Sus manos, sobre todo, sufrieron el sadismo bestial de sus verdugos. Al final, apagaron su vida con 44 balazos, pero su música sonó más fuerte que nunca en el mundo libre y también como espejo en el mundo esclavo.

Ahora, la justicia chilena ha procesado a siete militares retirados, dos de ellos acusados de haber participado directamente en el asesinato de Jara: los aludidos Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez. Ellos y sus cinco cómplices deberían haber sabido que tarde o temprano se encontrarían con la voz del cantautor, que no ha dejado de sonar contra su crimen durante cuatro largos decenios.

El pasado miércoles, 2 de enero de 2013, la viuda del cantautor, Joan Turner Jara, pidió al gobierno estadounidense que extradite a Pedro Barriento, que vive en Florida, a quien un juez sindicó como autor material del asesinato del artista tras el golpe militar de 1973 en Chile, además del teniente retirado Hugo Sánchez Marmonti. Otros seis ex militares son cómplices de las torturas y del homicidio de Jara, quien fue muerto a tiros cinco días después del golpe militar del 11 de setiembre de 1973.

Dos de los siete ex oficiales que viven en Chile se entregaron en los tribunales de justicia y dos más se presentaron ante la policía el 2 de enero para ser llevados ante el juez y ser trasladados detenidos a un cuartel especial donde son confinados los militares violadores de derechos humanos. Uno de los encausados por el caso de Víctor Jara es el coronel retirado Roberto Souper, quien permanece en una clínica psiquiátrica. Otro de los detenidos es el ex teniente Edwin Dimter, quien junto a Barrientos han sido reconocidos por sobrevivientes del ex estadio Chile como "El Príncipe", un oficial alto, de pelo claro, actitudes violentas y fuerte vozarrón, eterna pesadilla y posible asesino de Jara.

Hoy es un gran día para la humanidad, y sobre todo para Amanda, hija de Víctor y de Joan Turner, y nieta de Amanda, la modesta abuela lavandera que aupó en el recuerdo de su hijo una de sus más enternecedoras e inolvidables canciones. Para estas mujeres han escrito: "Las dos representan el origen, la pervivencia y el porvenir de su canto, para que nunca se cumpla lo que los verdugos de Jara pretendieron al asesinarlo: Si se calla el cantor muere de espanto la esperanza, la luz y la alegría".

Te recuerdo Amanda







El derecho de vivir en paz

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