La mujer del César...

Que no, que no digo yo que los políticos sean todos unos corruptos, que no. Que yo soy una firme defensora del sentido de servicio público que tiene la inmensa mayoría de ellos. Pero, hombre, el caso Güemes seguido del Caso Esperanza Aguirre, me desanima la verdad.
 Cuesta mucho defender primero que el exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, se pasara a una empresa privada que se benefició de la privatización que el propio Güemes hizo. Y segundo, ahora, la mismísima expresidenta de Madrid se va a la cosa privada menos de tres meses después de dejar el cargo, y manteniendo la presidencia del PP de Madrid. Que no, que no digo yo que sea ilegal pero desde luego no es ni  ético ni estético.
 Que cada día me cuesta más defender a los políticos. A la gente que pierde su casa, su puesto de trabajo, sus posibilidades de estudiar en la Universidad.... No le expliques que sin políticos no hay democracia, que la inmensa mayoría de ellos entran y salen de sus puestos sin llevarse nada. No se creen nada.
 Es difícil defenderles cuando salen a la luz los casos Güemes, Aguirre, u otros casos, esos sí, con delito como el caso Pallerols.
 Pero ellos, los políticos, ellos que son el problema, también son la solución. Tienen que ejercer y hacer ejercer a sus compañeros con ejemplaridad, no sólo en la legalidad, que va de suyo. No valen resquicios, no sirven declaraciones como la de la defensora del Pueblo, cargo supuestamente independiente, diciendo que Güemes supera con mucho el tiempo legal para ejercer de forma privada lo que antes gestionó desde el sector público. Sólo faltaba!, si no fuera legal estaría detenido, supongo. Pero es indignante, como poco.
 No creo que haga falta modificar el Código Penal para evitar escándalos  como los de Aguirre o Gümes, hace falta decencia. No, no hace falta modificar el Código Penal, para impedir que los expresidentes González y Aznar se forren como "asesores" de empresas privadas y al tiempo que siguen cobrando de todos nosotros, hace falta vergüenza.
 Y es que aquello de que la mujer del Cesar no sólo debe ser honrada, sino también parecerlo, debería seguir en vigor, sin duda.