Salva Ballesta: un veto político típico de otras épocas

Increíble la historia de Salva Ballesta y el Celta de Vigo. La historia es fácil de resumir: el equipo gallego destituyó este fin de semana a su anterior entrenador por los malos resultados de esta temporada, y anunció el fichaje de Abel Resino para sustituirlo. Pues bien, el problema comenzó porque Abel cuenta con Salva Ballesta como ayudante, sólo que se encontraron con que parte de la afición del Celta, la hinchada radical, ha vetado su fichaje.

Esa hinchada, de corte independentista gallega y de ultra-izquierda, se ha negado a contratarle porque Salva, desde su etapa de jugador, no ha ocultado su patriotismo español y ha hecho gala de cierto afán nacionalista, heredado de su padre, que era militar. La verdad, nada criticable y que, además, forma parte de la libertad de opinión y de posición política de cada ciudadano. Pues bien, ha sido suficiente la presión de estos hinchas radicales para que el club vigués se echara atrás y pidiera a Abel Resino que renunciara a la compañía de Salva.

Ballesta, como es lógico, ha explotado, ha denunciado el caso en los medios y se queja de que no le dejen trabajar "por temas políticos". "Es una pena que en los tiempos en los que estamos se confunda la política con el deporte. Nunca me he referido a la política, sólo he dicho siempre que me siento muy español", recordó.

Triste, muy triste, pensamos nosotros, que hoy en día un tema ideológico tan poco importante y nada influyente para el deporte pueda suponer este tipo de decisiones... Salva nunca ha portado carteles, mensajes ni ha lucido mensajes de corte ultraderechista, porque no lo es, algo que sí han hecho muchos jugadores sobre todo italianos. Una pena que se juzgue así a este profesional...

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