El novedoso modelo de rescate financiero de Chipre,
donde sus ciudadanos van a perder el 6,75% o el 9,99% de sus ahorros,
según tengan menos o más de 100.000 euros, no debería suponer nada muy
negativo para España -así lo dice, de hecho, el Gobierno de
Mariano Rajoy-,
pero tampoco sobra tener cierta prevención. Para la confianza de los
ahorradores europeos no es desde luego una buena noticia y tiene toda su
lógica que los inversores estén mirando de reojo a Chipre.
Hay que ver qué pasa esta semana y analizar bien
en qué consiste, en la práctica, el corralito de Chipre, todavía
carente de una ley que lo ampare y regule. Aparentemente, parece que
solo afecta a depósitos bancarios y no a otros instrumentos o activos
financieros, pero son más las dudas que las certezas. De entrada, van a
pagar en primera instancia los depositantes, cuando en otras
intervenciones contribuyeron primero los accionistas y después los
Estados. Lo más alucinante es que ahora se llevan por delante todas las
cuentas, incluso las menores de 100.000 euros, que al igual que en
España deberían estar protegidas por algo parecido al Fondo de Garantía
de Depósitos.
Es verdad que Chipre es una plaza 'off-shore',
de griegos y rusos, principalmente, y que en eso es un país distinto de
España, aunque también es cierto que el rejón se lo meten, por igual, a
extranjeros y nacionales.
Solo de
inversores rusos, la banca chipriota puede albergar unos 20.000 millones
de euros. ¿Cuál es el atractivo financiero de Chipre? Entre otros, la
opacidad y el menor coste de mantenimiento de las cuentas corrientes, a
la vista y de plazo fijo, frente a 'competidores' como Suiza y
Liechtenstein.
En internet es
fácil encontrar anuncios del tipo: "si busca una cuenta bancaria en la
Unión Europea con alto secreto bancario, prestigio internacional y libre
de impuestos para no residentes le recomendamos Chipre", señal evidente
del peculiar estatus financiero de este país que no llega al millón de
habitantes. Solo así se explica que los activos bancarios de Chipre
-mejor dicho, de Chipre, Rusia y Grecia depositados en la isla
rescatada- multipliquen por 8,5 el volumen del Producto Interior Bruto
chipriota.
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