Decían los sabios que el mejor actor cómico es el que actúa
como si estuviese interpretando un papel serio, el que no se lo toma a chanza,
si esto lo llevamos a la escritura, entonces los guiones e historias de
Stephanie Meyer son la perfección del humor. Escritos para adolescentes con las
hormonas disparadas sus escenas de amor son un monumento al humor involuntario.
En pocas comedias he visto a todo un cine riéndose a mandíbula abierta como con
las películas de Meyer. Con 'The Host' lo vuelve a conseguir.
Hablando en serio, 'The Host (La huésped)' está destinada al mismo público que la anterior exitosa saga de la escritora
Stephanie Meyer: 'Crepúsculo'. Aquí, aparte de copiar la premisa inicial de un clásico de la ciencia ficción como 'La invasión de los ladrones de cuerpos', vuelve a utilizar los mismos ingredientes, cambiando vampiros por extraterrestres, ya que a Meyer lo único que le interesa es la historia de amor adolescente. Y ahí es donde Meyer no tiene rival. Hasta ese momento la película no promete nada bueno y no lo da, pero cuando llegamos a la(s) historia(s) de amor, la escritora vuelve a demostrar que si se dedicase a escribir humor habría que considerarla un genio.
El único avance de 'The Host' con respecto a 'Crepúsculo' es que el triángulo amoroso se convierte en rectángulo. Ahora la chica a la que rondan dos atractivos jovenzuelos viene, como los huevos Kinder, con sorpresa. Adolescente humana y adolescente alienígena (a pesar de tener tropecientos mil años se comporta como tal) comparten cuerpo, logrando que las posibilidades cómicas se multipliquen.
Las similitudes con la saga 'Crepúsculo' siguen con el encargado de sentarse en la silla del director, si en la primera entrega de aquella el encargado fue Bill Condon, un director que contaba con la interesante 'Dioses y monstruos' tras de sí, ahora en 'The Host' le toca a
Andrew Niccol, responsable de la más que interesante 'El show de Truman', claro que da bastante igual quien se ponga detrás de la cámara, la autoría es de Meyer al 100%. Sin llegar a las cotas humorísticas de 'Crepúsculo' (cómo vamos a echar de menos a
Pattinson y
Stewart) aquí hay un par de escenas absolutamente memorables, de verdadera antología humorística.
Todo lo que sucede fuera de esas escenas es olvidable, sin ritmo, con unas escenas de acción de lo más sosas, una mala sin ningún sentido y un
William Hurt totalmente fuera de lugar pero cuando Melanie y Wanderer comienzan a discutir por los chicos que les gustan sabemos que estamos ante la creadora del Bella Swanson´s Flying Circus y la magia (y las carcajadas) vuelven a llegar.
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