www.diariocritico.com
Algunos hombres dignos

Algunos hombres dignos

martes 09 de abril de 2013, 13:01h
Todo empezó con unos "palotes". Con lo que él consideraba que no eran más que trazos inseguros y pueriles frente a la caligrafía espléndida, ágil y elegante, de los que sabían manejar la pluma. Así empezó a escribir José Luis Sampedro, llenando cuartillas con el tiempo que le robaba a unas oposiciones con las que esperaba ganarse la vida para siempre.
Pero pronto comprendió que ganarse la vida era otra cosa. Que era no tener miedo. Ser valiente y conquistar la dignidad con la que se nace y algunos pretenden arrebatarte por la vía del azote de conciencias. Por eso, ya al final, Sampedro se convirtió en el principio, en el símbolo de una juventud que se indignaba porque le faltaba eso, el corazón de la palabra, la vida "digna".
 
José Luis Sampedro nació en Barcelona. O en Tánger. O en un pequeño pueblo de Soria. O en Aranjuez. Porque él vino al mundo en 1917 en la Ciudad Condal pero su figura se fue fraguando en la convivencia multicultural del otro lado del estrecho; en la rigidez de una meseta encorsetada, negra, supersticiosa y meapilas; en una villa de cuento desde donde comenzó a viajar a Madrid para empaparse de ese baño de cultura en el que su propio pensamiento se fue convirtiendo.
 
Desde "La estatua de Adolfo Espejo" (1939, publicada en 1994) hasta "Cuarteto para un solista" y "Reacciona" (2011) la producción literaria de José Luis Sampedro ha sido ingente y ha abarcado la novela ("La sonrisa etrusca", "La vieja sirena"), el ensayo económico y humanista ("Economía humanista. Algo más que cifras"), el cuento ("Mar al fondo") y el género autobiográfico ("Escribir es vivir"). Y por ninguno de ellos ha pasado de puntillas.
 
Porque eso que ahora se llama compromiso y que no consiste más que en ser fiel a uno mismo ha sido la seña de identidad de este hombre enjuto de ojos grandes, Premio Nacional de las Letras en 2011 y galardonado con la Orden de las Artes y las Letras de España en 2010 por "su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo".
 
Y ese compromiso le ha llevado a irse en silencio. En la soledad de su casa. Sin que nadie supiera que se había marchado hasta que su cuerpo es ya solo ceniza. Porque todo el ruido que tenía que hacer lo hizo con su palabra. Y no hay grito más potente que el de un hombre digno que busca la libertad.


Lea también:
- Otro adiós triste para España: muere José Luis Sampedro, un pensador y escritor único
- Adiós a un humanista sublime sin interrupción

 
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios