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Los errores de Gallardón

Los errores de Gallardón

jueves 18 de abril de 2013, 15:23h
No ha sorprendido a quienes habíamos seguido la trayectoria de las opiniones políticas del ahora ministro de Justicia, las medidas que está adoptando desde que accedió al cargo. Se sabía muy bien, como se conocía su afición a la música o su megalomanía para los proyectos, o sus aspiraciones a la presidencia del Gobierno. Por tal razón, el rosario de proyectos que ha venido anunciando o poniendo en práctica en estos meses transcurridos desde su instalación en la sede ministerial de la calle San Bernardo solo ha causado especial revuelo en los sectores de población conservadora o en los funcionarios afectados.

No todas las reformas propuestas o llevadas a cabo con inusitada rapidez tienen el mismo alcance. Incluso algunas, como la reforma del Consejo General del Poder Judicial, han quedado en suspenso provisional ante la oposición generalizada a una reforma que pretendía, no un ahorro económico, sino la desactivación de las facultades que tiene atribuidas el Consejo para el gobierno de los jueces. Cualquiera que sea el resultado final, la reforma durará lo que permanezca en el poder el partido popular.

Pero no se trata de un caso aislado para poder controlar con mayor facilidad al Consejo y todo lo que lleva consigo en materia de nombramientos y ascensos en la carrera judicial. Su afán desregulador por una parte choca frontalmente con otras medidas que pretenden sujetar a control importantes parcelas de la actividad de los ciudadanos. Así ocurre con el establecimiento de tasas para la casi totalidad de las actuaciones ante la administración de justicia, contestadas enérgicamente por todos los sectores de la judicatura y la abogacía; o su proyecto de atribuir a los Registros de la Propiedad la mayor parte de las  competencias de los Registros Civiles, que ahora desarrollan sus funciones en modo gratuito, y que aquéllos lo harán con carácter  oneroso.

Menos han trascendido las bases sobre las que piensa reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal, sin duda necesitada de una renovación a fondo especialmente en todo lo que afecta al empleo de las nuevas tecnologías de imagen y comunicación y a la definición de situaciones confusas para los presuntos delincuentes, como es la figura del imputado. Habrá que esperar a que se concrete la reforma

Sin embargo, si consideramos otras reformas en el ámbito penal, como los supuestos punitivos para quien ayude a un inmigrante ilegal, o sus veladas propuestas de esterilización a ciertos incapaces, o la revisión de la regulación del aborto, con exigencias que abrirán las fronteras españoles hacia otros países más permisivos., el balance es negativo y se une a su mala gestión al frente del Ayuntamiento de Madrid, que dejó endeudado hasta las cejas.

No cabe duda que se trata de una persona inteligente y que ha sabido jugar en su momento la baza de un centrismo que rechazaba una buena parte del electorado del partido popular. Su gestión anterior, aunque con los defectos apuntados, le han puesto en la carrera hacia la presidencia del Gobierno, aunque él lo niegue. Su futuro dependerá, aparte de la dinámica interna del partido, de reformar con prudencia y evitar errores que le enfrenten a los grandes centros de poder en nuestra sociedad. Por ahora, no ha ido muy fino.
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