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Historias Ejemplares

Pablo y Julia: dos caminos que convergen a ritmo de Swing

lunes 29 de abril de 2013, 13:14h
Es contagioso, se te van detrás los pies, quieres ponerte a bailar y seguirles el ritmo, pero, seamos justos, a Pablo y a Julia es muy difícil seguirles. Estos dos jóvenes madrileños tienen una energía y una manera de moverse que dejan 'cojo' a Nureyev. Pero ellos juegan con ventaja, porque han abierto hace un año una escuela de Swing, Big South, donde enseñan a sus alumnos algo más que mecánica, enseñan un baile a través del que se desarrollan las personas.
 

La historia de Pablo y Julia parece sacada de una película de las de antes. De cuando la Metro rodaba películas con enjundia, con sentimientos y con lecciones de vida. Chico conoce a chica, y se enamoran al ritmo de swing.

"Para mí fue un flash.  Estaba en la pista de baile, dándolo todo, cuando la vi. En seguida supe que quería sacarla a bailar. No me podía decir que no", dice Pablo.

"Cuando se acercó a mí, me asusté. Imaginaos: sudando a chorros, todo despeinado y ...  me pide que baile con él. Antes de poder decirle que yo no sabía bailar aún, me agarró y me estrujó.  Lo siguiente, lo dejo a vuestra imaginación", nos explica Julia

De ese primer baile hasta hoy, ha pasado algunos años y muchas peripecias hasta poder lograr el sueño de ambos, la escuela de swing: Big South. (http://www.bigsouth.es)

Pero no adelantemos acontecimientos.

Pablo Sánchez Rodríguez
(Madrid 1982) estudió para artista. Pero su carrera de Bellas Artes no le llenaba, no le hacía sentir que iba por el camino que su activo espíritu le pedía. Así que comenzó a bailar. En 2008 tuvo la suerte de dar, durante un año, clases maestreas con una bailarina americana "Liz Miller, que me hizo ver por dónde debía tirar mi 'ritmo'. Descubrí  el swing. Un baile que transforma a las personas. Deja improvisar al igual que el jazz".  Pablo asegura que este baile no necesita saberse de memoria la técnica, que lo importante es sentir.

Julia Rodríguez Buján
(Madrid 1982) sus estudios de arquitectura le han marcado mucho el carácter. Disciplinada, espabilada y con una mirada pícara. Algo han contribuido sus 8 años de conservatorio para que llegase un día que, escuchando 'I like Pie, I Like Cake', se le fueran los pies detrás del swing. Era el año 2010, y sus trabajos como arquitecta le daba más 'disgustos' que placeres. Con su familia no muy a favor, comenzó a aprender este baile, para hacer de él su ritmo de vida.

Y ahí es donde convergen estos dos espíritus inquietos. En mayo de 2012 deciden hacer de su pasión, su forma de ganarse la vida.

Big South
, como ellos dicen en su perfil de Facebook, es un proyecto que de concentrar y albergar la mejor enseñanza posible del Lindy Hop así como la cultura asociada a la música swing. Toda una declaración de intenciones (http://www.facebook.com/bigsouthswing)

Para aquellos que no sepan mucho de este rítmico y divertido baile. La música swing, también conocida como swing jazz o simplemente swing, es un estilo de jazz que se originó en Estados Unidos hacia finales de los años 1920, convirtiéndose en uno de los géneros musicales más populares y exitosos del país durante los años 1930.

El baile de swing original es el Lindy Hop. Fue desarrollado principalmente en la ciudad de Nueva York por bailarines afro-americanos en la sala de baile "Savoy Ballroom". El Savoy abrió sus puertas el 26 de Marzo de 1926 en el distrito de Harlem de la ciudad de Nueva York. Se baila con una postura baja, con las piernas relajadas, las rodillas dobladas y elásticas, manteniendo el centro de gravedad bajo.

"El swing no tiene edad. En nuestras clases tenemos alumnos desde los 20 años hasta los 65. La media es de 30, más o menos. La ventaja de este ritmo es que es muy llevadero, es una terapia física y mental", nos dice la pizpireta Julia.

En la escuela situada en el centro de Madrid se viven verdaderas experiencias entorno a esta música, aunque como nos señala Pablo "en este baile, la música es parte del fondo, no del todo". Además participan en 'encuentros' en locales preparados, "son como las batallas que vemos en las calles, como el 'hip hop', como el 'break dance'. Pero nosotros buscamos locales adecuados para bailar. Es una excusa más para reunir a todos los amantes del swing de Madrid".

"En nuestras clases no buscamos masificaciones, sino poder atender a todos y que todos nuestros alumnos disfruten y aprender  a amar este ritmo, por eso son  clases de no más de 20 alumnos", señala Julia.

Planes de futuro, 'Big Experience'

Y como esto va de películas y de bailes, me voy a permitir una licencia. Este verano tienen planeado hacer una especie de 'Camp Rock'. 

El fin del 30 de agosto están organizando un campamento intensivo de Swing: 'Big experience. Swing Camp'.  Se celebrará en Candeleda (Ávila).

El taller tendrá una jornada alrededor de este baile, clases por la mañana, comida y más clases por la tarde, intercalando teoría y práctica, ritmo y buen humor, pero sobre todo, mucho swing.

"Este taller intensivo es muy especial para nosotros. Se va a hacer en un terreno privado que cuenta con piscina y cabañas uy el resto lo montaremos nosotros.  Al  igual que la tarima -de quita y pon- donde se baila. Todo será muy respetuoso con el medio ambiente, porque la zona es zona protegida", señala Pablo, orgulloso.

"Aquí es donde mi formación como arquitecta se pone en valor. Estamos diseñándolo todo nosotros, sin ayudas de nadie. Montando los baños y las duchas. Todo muy natural y respetuoso con la naturaleza", remata Julia.

Termina la música, pero no acaba el ritmo. Los pies siguen moviéndose gracias al Swing.




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