lunes 06 de mayo de 2013, 16:18h
Hay revoluciones y revoluciones, de acuerdo. Y no hablamos aquí solo de las personales o de las políticas. También de otras muy distintas como la que estos días afecta a un determinado y particular grupo social: el de los taurinos, taurófilos o, sencillamente, los aficionados al arte de los toros.
La irrupción de Kukuxumusu en la Feria de San Isidro 2013 de Madrid no es, desde luego, de las menores. Un mundo tan pegado a la tradición, al reglamento, a las cosas de siempre, a poner a cada uno en su sitio (y Dios en el de todos), como es el mundo de los toros, se ha despertado en esta feria madrileña del segundo año de gobierno de España por el PP, y el enésimo de gobierno municipal y regional -son tantos con Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre, que he perdido la cuenta- que solo un par de carteles de toros han dado un giro copernicano a todo lo que suponía que esos "6 toros 6", que se lidiarían a las 7 de la tarde (las 5, hora solar, como en los poemas de García Lorca), sean los mismos, pero envueltos de otra forma.
Cánones
Mikel Urmeneta, fundador y director creativo de Kukuxumusu, se ha atrevido a romper con los cánones clásicos del mundo del toro y envolver el grafismo anunciador de la fiesta nacional en la iconografía genuina del creador. Lo ha hecho con el cartel general anunciador de la Feria de San Isidro y con uno de sus festejos más singulares, la corrida goyesca.
Seguramente el paso dado por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, junto a la empresa concesionaria de la plaza de toros madrileña, supone un triple salto mortal en el ámbito de la cartelería taurina, del mismo calado que pudo suponer la irrupción del cubismo en el mundo de la pintura a principios del siglo XX cuando Georges Braque y Pablo Picasso pusieron todo su empeño en alejarse de la representación naturalista para conseguir, al mismo tiempo, plasmar de modo simultáneo sobre la superficie del cuadro un objeto visto desde ángulos muy diversos.
Pero si la afirmación anterior puede ponerse en duda e, incluso, ser vista como una enunciación casi sacrílega hecha por un simple aficionado tanto al arte pictórico como al de cúchares, como es el que suscribe, lo que es innegable es que 9 de cada 10 jóvenes habrán vuelto su mirada hacia el cartel. Los mismos para los que antes, posiblemente, pasaba desapercibido y ese -¡qué diablos!- es el primer paso para dar la vuelta a una situación que hay que cambiar más pronto que tarde porque la actual no la merece el mundo de los toros.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
|
|
Foro asociado a esta noticia:
Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
20928 | MLM - 08/05/2013 @ 09:25:37 (GMT+1)
Verdaderamente llama la atención; hasta ahora el cartel tradicional, inamovible, que se mostraba habitualmente, y que tantos turistas han comprado y llevado consigo como souvenir. Bienvenido este "cambio de tercio" en los carteles taurinos tradicionales.
|
|