La indignación con las entradas de la final de Copa

Aunque a última hora se ha solucionado bastante, la crisis relacionada con las entrada sobrantes para la final de la Copa del Rey de este viernes entre el Real Madrid y el Atlético ha sido un motivo de indignación para muchos. Y no les falta razón. En una España empobrecida y golpeada como hace muchísimo tiempo que no se recuerda, la Federación impulsó un evento deportivo para ricos. Si no, no se explican algunas cosas.

Entre otras los precios. Como es sabido, cuando la Federación Española de Fútbol, dirigida por Villar, organiza en la sede de la final este tipo de partidos, reparte entre la aficiones casi la totalidad de las entradas. Pero reserva otras para sus compromisos y para venta directa en taquilla. Sólo que esta vez no ha tenido ni la más mínima sensibilidad social. Y tampoco conocimiento económico de la oferta y la demanda, porque ha costado días acercarse al tradicional 'no hay billetes' para este tipo de citas futbolísticas.

Y no es para menos: ayer jueves aún había 3.000 entradas a la venta, a un día del partido. Inaudito. Este viernes puede que lleguemos a agotarlas, por los pelos. Y no se debía a otra cosa más que a la entrada más barata tenía un precio de 200 euros y llegaban a alcanzar los 275 euros. Se trata de un partido televisado, un país parado, con 6 millones de personas sin empleo. ¿Por qué no un gesto de cara a la afición? Nadie estaría pidiendo limosna o caridad: en las ricas Alemania o Inglaterra este tipo de entradas valen la mitad. Formas muy diferentes de entender el fútbol...