Imanol Bolinaga: un abertzale que no se andaba con chiquitas
viernes 17 de mayo de 2013, 10:44h
Imanol
Bolinaga nació en Mondragón y fue además alcalde de Bergara. Pero
fue muchas cosas más. Viceconsejero
de Turismo, Delegado del Gobierno Vasco en Bruselas, presidente de Eurobask, senador,
resistente al franquismo, pero sobre todo un jelkide de bien y un hombre digno y con principios. Si el ex ministro de transportes de
Chile, "El Vasco Irureta" decía que la crisis de la política tenía su
origen en que había dejado de ser una vocación para convertirse en una profesión,
eso no iba con Imanol. Enviado por el PNV a Turquía para celebrar el Neu Roz
con los kurdos, los turcos lo metieron en un calabozo y solo pudo salir de
aquellas sucias cuatro paredes cuando sus carceleros le encontraron el carnet
de miembro del Consejo de Europa y como Turquía estaba amenazada de expulsión,
eso le salvó. Y para avalar lo dicho pongo tres ejemplos.
RECHAZO A LA CONDECORACIÓN
Siempre me ha
llamado la atención la gente que se pirra porque le condecoren, vengan las medallas de España o vengan
de Francia. Tras la guerra mundial, los aliados condecoraron a varios
resistentes vascos. Estos se reunieron y pidieron que todas aquellas preseas se resumieran en
una, para el Lehendakari Aguirre. Les contestaron negativamente, y dignamente
rechazaron el honor. Algo así hizo Imanol Bolinaga.
Fue en marzo del 2000. El ministro Abel Matutes le notificó que por acuerdo del
Consejo de Ministros, y a su propuesta, le condecoraban con la Orden del Mérito
Civil. Ni lo buscó, ni lo rechazó.
Pasado el
tiempo, Imanol Bolinaga se sintió incómodo al verse imputado
en aquella relación que el Gobierno Aznar decía tenía el PNV con el terrorismo
junto a una falta total de solidaridad con las víctimas. Para colmo de la
cuestión, la ministra Ana de Palacio en la revista Nacional Review redondeó el argumento diciendo que "el problema
de los vascos no es más que un problema de libertad. La mitad de la población
vasca vive bajo la amenaza del terror que ejerce la otra mitad".
Ante semejante
exabrupto, que no hacía más que verbalizar toda
una estrategia de acoso, el bueno de Imanol Bolinaga, reintegró el título y las
insignias pidiéndole a la ministra le anularan semejante galardón.
La ministra,
aquel 29 de marzo, quince días después de las elecciones y cuarenta días después de la carta de Bolinaga, le escribió
justificándose, diciendo que ella no había dicho eso. Esa explicación
contrastaba con lo que había hecho tras el 11 de marzo, donde había obligado al Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas a hacer el ridículo más espantoso, aprobando una moción contra ETA,
cuando ya se sabía que era Al Qaeda la autora de la masacre de los trenes de
Madrid.
LA PATADA DE
CHILE
La mayoría absoluta de Aznar
entre 2000 y 2004 fue asfixiante. Solo tenía como meta meter en el mismo
saco al nacionalismo institucional con
ETA. Solo era bueno el nacionalismo español, un nacionalismo que en boca de
Aznar se había declarado liberal. Sin embargo él quería ser admitido por la
Democracia Cristiana europea e
Internacional que había sido fundada
en 1947 en Chaudfontaine (Bélgica) entre
partidos que habían combatido el
nazismo, el fascismo y el franquismo planteando una tercera vía centrista y
federal europea. El PP no cumplía ninguno de los requisitos y el PNV se opuso a la entrada de
Aznar en un club que había sido cofundado por Aguirre y Landaburu.
En un mal momento el Partido Popular Europeo dio
entrada al partido de Berlusconi, de la Sra. Thatcher y de Aznar a través
éste de Marcelino Oreja. Ante eso el PNV
se salió de la plataforma europea pero se mantuvo adscrito a la
Internacional democristiana, algo
inadmisible para el vengativo Aznar que
en Chile presentó una enmienda en la que se obligaba a mantener las dos
afiliaciones para ser socio de
dicho club.
El Aznar de 1996
que pactó con CiU y el PNV y logró formar gobierno, nada tenía
que ver con el Aznar de la mayoría absoluta del año 2000. Nosotros habíamos
roto con él en 1999 a raíz de la ruptura de la tregua de ETA y de la
reanudación de su acción armada. Pío Cabanillas, el portavoz del Gobierno de
Aznar llegó a decir que no sólo coincidía el PNV con ETA en los fines sino
también en los medios y fue obsesión
del PP el establecer el binomio nacionalismo igual a violencia. Todos éramos
iguales. Había que combatirnos y destruirnos.
Imanol Bolinaga y José Mari Etxeberria defendieron
como jabatos nuestra adscripción, los principios, la ideología y la trayectoria
del PNV dentro de la D.C. en aquel Congreso de la Internacional Demócrata Cristiana celebrado
en Santiago de Chile en octubre del año 2000, cuando el PP presentó una
enmienda a los estatutos para que no se pudiera ser miembro de la Internacional, sin ser miembro del PP en
Europa. Lógicamente, la enmienda prosperó. Aznar era el
presidente del Gobierno español,
los intereses mandaban sobre la simpatía que evidentemente nos tenían y sobre
la historia que he relatado. "De fuera vendrá quien de casa te echará". Y nos
fuimos. Recibimos decenas de muestras de apoyo y respeto, decenas de abrazos,
muchas cartas y mucha crítica a las gentes del PP que además argumentaban
nuestra vinculación con el entorno de ETA. Toda una canallada. Pero así fue.
Afortunadamente Unió nos apoyó, como siempre lo había hecho, pero aquella
suciedad se consumó. Boli arrió la bandera con honor y desde el atril acabó
así; "¡Larga Vida a la Democracia Cristiana!. ¡Gora Euzkadi Askatuta!.
ABOLICIÓN DE LA PENA DE
MUERTE
Boli era muy crítico con los que
superficialmente decían
que el Senado no servía para nada. "Pues yo en representación del partido
he logrado se elimine la pena de muerte en el Código Penal Militar. Y me tomo
mi trabajo en serio".
Ocurrió en 1994. Imanol Bolinaga presentó una
interpelación que logró el apoyo de
todos los grupos parlamentarios y la inmensa incomodidad del gobierno socialista
que presionado por los militares no quería el cambio.
En defensa de la interpelación, como senador del PNV Imanol Bolinaga subrayó la necesidad de defender el "derecho
inalienable" a la vida, incluso en tiempos de guerra, y aseguró que nuestro partido persistiría hasta que se modificara el Código Penal militar y el texto de la Constitución en el apartado que abría la posibilidad a la pena de
muerte en ese Código.
Para ello, Bolinaga anunció ante el pleno que el grupo del PNV en el Senado iba a
presentar una moción en la que se recogieran esas modificaciones, aunque al término del pleno y tras la acogida que tuvo su
propuesta, dijo que estudiaría la posibilidad de presentar una proposición de ley con el fin de que fuera una iniciativa que
obligara al Gobierno más que una moción.
Recordó Imanol que la pena de muerte había sido abolida en
todos los casos en numerosos países por haber sido considerada un elemento inútil en su carácter sancionador y por ser, además, cruel e inhumana.
El titular de Defensa Julián García Vargas reiteró la necesidad de mantener la pena de muerte en el Código Penal militar por considerar que era preferible
la existencia de una sanción que intimidara ante hechos gravísimos que, en caso de guerra, "pueden poner en
peligro la existencia misma de la nación". Añadió que había suficientes garantías en el ordenamiento jurídico español para que la pena de muerte en caso de guerra sólo se aplicara en situaciones extremas e incluso
recordó que el Nuevo Catecismo no excluía esa pena en casos de extrema gravedad. A
pesar de esto y gracias a Bolinaga el ministro entró en razón y la pena capital
se anuló.
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Y un toque de humor para terminar esta semblanza. Nos invitaron a la reinauguración del teatro de la Ópera de Madrid. Exigían llevar
smoking, cosa que ni Zubia ni yo nos pusimos, pero si Boli. Él, que tenía
percha, estaba de lo más elegante y se reía de nosotros porque decía éramos
unos aldeanos. En eso, una señora, en el hotel donde nos habíamos citado, le
pidió una Coca Cola al confundirle con
un camarero. "¿A ver si vais a tener razón?".
Se nos está yendo una generación
caracterizada por su entrega, sus vivencias, su generosidad, su calidad humana
y su sentido de país. Y lo malo es que no dejan nada escrito y parecería que a
las nuevas generaciones no les interesa conocer como se ha logrado lo que en este momento tenemos. Una pena.
En su esquela su familia ha
puesto: "Aita eta aitona ezin hobea". Es verdad.
Estoy seguro que estará ahora con sus bergareses
Jokin Inza, Josu Oregi, Monzón y demás diciéndoles a todos que a pesar de los
pesares Bergara sigue siendo la capital del mundo y que Aznar de democristiano
no tiene nada. G.B. Imanol, querido
Boli. Todo un lujo. Todo un señor.