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Causa general contra nuestro pasado

Causa general contra nuestro pasado

viernes 17 de mayo de 2013, 16:58h
Lo que está ocurriendo es una causa general contra un pasado ominoso. Los diputados autonómicos socialistas en Madrid abandonan el Parlamento regional, expulsados tras llamar "corrupto", uno a uno, al presidente de la Comunidad, Ignacio González. Supongo que ahora presentarán las pruebas, porque otra cosa sería impensable. González tiene un pasado político, muchos detractores, pero, si he de decirlo todo, hasta el momento nadie ha logrado demostrar que haya cometido irregularidades. Pero se ha abierto el proceso y el 'yo acuso' prolifera, hasta el punto de que el ciudadano común y corriente se pregunta cómo fue posible vivir en tal estercolero. 

Tome usted, por ejemplo, el caso de Miguel Blesa, encarcelado exprés, y no sin polémica, por un juez hasta ahora ignoto. Se abre el camino de la prisión para otros ex presidentes de cajas de ahorro quebradas por pura y simple mala gestión. ¿Con escenas de corrupción añadidas? Yo, perdón, no lo sé, no soy un juzgador ni tengo todos los datos en la mano; sí digo que el hedor de los tiempos pretéritos -no tan pretéritos-también inunda las calles, tanto como el griterío de los indignados o como la protesta de los colectivos que se sienten afectados por las reformas en sanidad o en educación. 

Y es que el país está en carne viva cuando un banquero, colocado ahí, en la presidencia de la mayor de las cajas, por el mero hecho de ser amigo del entonces presidente Aznar, coincide en la cárcel con quien fue presidente de la patronal y a quien, por cierto, favoreció en un momento dado. Quizá haya que reabrir muchas carpetas que rebosan de sobresueldos cobrados en negro, de irregularidades en contrataciones de amigos, en recalificaciones urbanísticas, en pagos indebidos al amigo y palos quizá no debidos al enemigo, mientras al indiferente se le aplicaba, ya sabe usted, la legislación vigente, que es la que favorece a quien ejerce el poder.

Inútil acusar a un solo partido, a tal o cual grupo interno del poder, de haber monopolizado las corruptelas, esas que han afectado desde a la Casa del Rey hasta al último evasor de dinero, pasando, claro, por los gobiernos, las oposiciones, los ayuntamientos, las autonomías; aquí, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Y esos rostros-líderes que encarnan las eras corruptas, se hayan o no beneficiado personalmente de la corrupción que afloraba a su alrededor, no pueden seguir ahí, dándonos consejos, intercambiándose salivazos de 'y tú, más corrupto'. La regeneración precisa pasa también por los rostros de piedra, por los corazones de espino, por todos esos monos sabios que ni han visto nada, ni han oído clamor alguno, ni dicen nada porque en boca cerrada no entran moscas. Fuera con ellos de una vez y que se consolide esta nueva era en la que, afortunadamente, muchos desmanes del inmediato pasado ya no serán, ya no son, posibles. Laus Deo.

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>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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