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¿Mou, buen entrenador?: sus números lo desmienten

¿Mou, buen entrenador?: sus números lo desmienten

martes 21 de mayo de 2013, 12:10h
Magníficos mimbres y mal cesto. Mal cesto del encargado de realizarlo con tan buen material, a pesar de su fama y 'currículum'. Magníficos mimbres -léase jugadores- y mal cesto -léase títulos-. Pongamos que se habla/escribe del Real Madrid. Pongamos que se habla/escribe de Mourinho. Y sólo desde los números, desde lo estrictamente deportivo o futbolero. Sólo desde las cifras, se insiste, que siempre son neutrales y objetivas. Aunque es difícil no entrar en su complejísima personalidad -por ser expresarlo con elegancia-, en la vanidad a tope de quien se califica como el mejor -"the one"-, en su eterno mal humor, en sus enfrentamientos con (la mayoría de) la prensa y (la mayoría de) la afición, y, lo que es peor, también con la plantilla hasta lograr la unanimidad final: todos en contra, incluidos los que eran los 'suyos' al principio, el clan portugués-brasileño: Cristiano, Pepe, Carvalho, Coentrao y Marcelo. Aunque es difícil no valorar la milagrosa tansmutación laica del equipo más admirado, el que contaba con más seguidores por toda España, al en la actualidad el más odiado y peor recibido en cualquier estadio, al margen de los máximos enemigos, eternos, como el Atlético, o competidores por los títulos, cual el Barça.

No, no vamos a entrar en ello, aunque está claro cómo me cae personalmente este individuo que, además estuvo a punto de cargarse a La Roja incitando los enfrentamientos entre los internacionales del Madrid y del Barça, aunque gente normal, buenas personas como Casillas y Xavi lo arreglaron. Nos limitamos a la objetividad de los números. Florentino Pérez, el auténtico culpable o responsable -cada uno que aplique el calificativo que quiera- lo trajo fundamentalmente para ganar la Liga de Campeones, para la soñada 'Décima', y también como segundo objetivo acabar con la superioridad del Barça sobre todo en la Liga española. Si a estos dos títulos les unimos el de Copa, del que tanto presumió el presidente en la edición de 2011, cuando se la apuntó el club después de mucho tiempo, resulta que son nueve los trofeos importantes a que aspiraba el entrenador con mejor plantilla individual de España y del mundo, o, si se quiere, la segunda junto al Barça. Y de nueve, ha logrado dos -poco más de un 20%-, esa Copa y la Liga anterior a ésta en la que el Barça, ya campeón desde diciembre, le lleva 13 puntos.

O sea, un mal balance que muy probablemente el equipo blanco habría logrado con cualquiera en su banquillo. Y mucho más barato. Para redondear esta opinión, es justo y necesario añadir que, además, el equipo casi nunca jugó bien, casi nunca tuvo un plan definido, un estilo, más allá de los contraataques aprovechando la velocidad y pegada de Cristiano. Hasta regalaba el balón al contrario, algo impensable en un grande/grande, lo que en tantas ocasiones le valió la pitada del Teatro de los Sueños, del Bernabéu, donde además de cumplir con tu obligación de ganar, debes gustar; además de vencer, debes convencer, como va en la genética madridista, lo que también le costó muchas críticas y rechiflas de los espectadores.

Si unimos esta reflexión sobre el tipo de juego 'mourinhista' -bastante objetiva y argumentada, ¿no? -al ya reseñado balance estadístico del portugués, está claro que por sus resultados -en un míster tan 'resultadista'- no es el "one", sino un más, uno del montón; eso sí, en sus emolumentos sí que es el "one". Lo que tiene mérito es coger un equipo hundido y con idénticos mimbres llevarlo arriba -Simeone con 'su' Atlético, reciente verdugo del Madrid en la Copa, o Montanier con la Real Sociedad- o a base de futbolistas veteranos y repescados meterlo en competiciones europeas -Juan Ignacio Martínez en el Levante- o con chavales modestos y tres remiendos meter en la cumbre europea, dando espectácvulo a Villarreal o Málaga.     

 
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