Tatuajes de quita y pon: crecen un 30% las consultas sobre su eliminación

No hay una estimación clara de qué población podría llevar un tatuaje, ni quienes han decidido eliminarlo. Lo que sí parece por las consultas que han recibido desde la Unidad de Dermatología de la Clínica Ruber es que hasta un 60% de las personas que se realizan uno, se arrepiente a los 5 años de habérselo hecho.

Según recuerda el dermatólogo de la Clínica Ruber, el doctor Ignacio Sánchez Carpintero, muchos de los tatuajes que se realizan se hacen por impulso y después no son pocos los que se deciden rectificar.

Estos arrepentidos (suelen estar entre los 20 y 30 años)  están divididos entre quienes buscan eliminar un tatuaje de un lugar visible que puede dificultar su acceso al mercado laboral, y los que se han realizado tatuajes que quieren 'olvidar'.

Cada diseño es diferente, las características de cada tatuaje condicionarán el éxito a la hora de eliminarlos con láser. "Se sabe que cuánta más tinta, más difícil es de eliminar; que los tatuajes profesionales son más complicados de borrar que los 'amateur'; o que la profundidad es un factor negativo para los buenos resultados del láser", explica Sánchez Carpintero.

La seguridad del láser
 
"Tratar los tatuajes con láser es un procedimiento muy seguro y sin prácticamente efectos secundarios", destaca el doctor, al tiempo que recuerda que la media se encuentra entre 6 y 10 sesiones, además hay que saber que en el tiempo puede ser un proceso largo ya que se trata de ir aclarando la piel pigmentada, y entre sesión y sesión puede pasar hasta dos meses.

En cuanto al dolor, el experto aclara que se trata de una molestia bien tolerada, aunque siempre se puede aplicar una crema anestésica 30 minutos antes en los pacientes que no toleran bien el dolor; y sobre los resultados, señala que pueden ser visibles al mes después.

Aunque las consultas aumentan el verano, la mayor parte d ellos tratamientos posponen al invierno porque "siempre que se trata con láser se recomienda que no le de el sol para evitar que se produzca una alteración de la pigmentación".

El láser actúa atravesando la zona superficial de la piel y es absorbido por el pigmento del dibujo. El haz de luz que emite se transforma en ondas acústicas que rompen el pigmento fragmentándolo, de forma que las partículas resultantes son absorbidas por el organismo "destruyendo" el color y sin dejar cicatrices.

La aplicación del láser en el tratamiento de los tatuajes es una técnica muy extendida, y, destaca que lo será aún más porque se están desarrollando laseres que en un futuro conseguirán reducir el número de sesiones y aclarar mucho más el tatuaje.